sábado, 24 de diciembre de 2016

POSTAL DE NADAL

Nestas datas tan de todos abrimos o noso particular Ventanuco para desexar a tódolos lectores, tanto aos que nos seguides de aquí preto como aos que estades lonxe -dun xeito especial, aos que aos que o facedes do outro lado do Atlántico- un bo Nadal e un mellor Aninovo. Que disfrutedes destas festas, sempre entrañables, con estusiamo e ese chisco de prudencia tan precisa nuns días de tanto movemento porque, o importante, e voltar a repetilas en 2017, ou non?. Que os Magos veñan cargados desas cousas verdadeiramente importantes que tanto faltan nas nosas vida en pro dunha sociedade más nobre, xusta e sá... E que Meaño sega sendo a excusa perfecta para atoparnos aquí cada fin de semana ao calor dunha historia.


E, tratándose de Meaño, onde a música se respira a cada paso, que mellor que felicitarche esta festas cunha panxoliña de Nadal interpretrada polo Coro da EMMM no concerto de Nadal celebrado o pasado18 de decembro, e coa que ti tamén poder felicitar aos teus. Pera vela ou reenviala pincha no seguinte enlace:
Dirixe: Marina Penas

sábado, 17 de diciembre de 2016

conversas.com 
Julio Ouviña Otero
Cocinero ganador del “II Concurso De Tapas por Meaño” 

Tapa ganadora del concurso meañés
El “II Concurso de Tapas por Meaño”, promovido por este concello, se saldó con un rotundo éxito de ventas, por cuanto entre los ocho establecimientos participantes se vendieron 2.900 tapas en los 10 días que duró el evento, lo que ha supuesto un impacto estimado directo del entorno de los 12.000 euros. Al final fue el restaurante Quinta de San Amaro (Meaño), con su jefe de cocina, el grovense Julio Ouviña al frente -copropietario des establecimiento junto con Nacho Crespo-, el galardonado con el primer con el primer premio, galardón por partida doble, por cuanto el jurado de expertos le otorgó la “tapa de oro” a su “guacamango de langostinos”, lo mismo que el fallo de la votación del público participante. La “tapa de plata” fue para las “carrilleiras” de O Fiolato (Dena) y la de bronce para el “canelón de lacón con grelos e queixo de Arzúa” del Capittoné (Dena).

“NUESTRO GUACAMANGO DE LANGOSTINOS ES UN CEVICHE PARA GALLEGOS”

El jefe de cocina  Julio Ouviña. Foto Iñaki Abella
Supongo que el premio es una satisfacción más para la Quinta de San Amaro
En el plano personal, y como hosteleros que somos, claro que sí, pero la mayor satisfacción ha sido el éxito del concurso para todos los establecimientos que participaron. Fue tal la afluencia que se desbordaron todas las previsiones, en el pleno gastronómico Meaño se convirtió en centro de atención durante diez días y recibió la visita de miles de personas de la toda la comarca ávidas de conocer los locales y degustar las tapas.
¿Vendieron mucho que el pasado año?
Sí, y no sólo nosotros, creo que todos vendimos más, y de largo. En nuestro caso fueron 400 tapas, por las 249 del pasado año. Calculamos que unas 600 personas se pasaron a lo largo de estos días por la Quinta para degustar las tapas: gente no sólo de Meaño, sino de O Grove, Cambados, Vilagarcía... Pero tan importante como el número fue el tipo de público: al mediodía venían más familias, pero por la noche era gente joven, mucha de ella en grupos, gente que quizás de otra forma no acudiría a nuestro establecimiento y que ahora, gracias al concurso, lo conocen y tienen una referencia de primera mano.
¿Cómo describiría al lector su “guacamango de langostinos”?
Lo definiría como un ceviche para gallegos.
¿Un ceviche?
Sí, el ceviche en un plato peruano que se elabora con pescado marinado en lima, aguacate y frutas de la zona. En nuestro caso, lo elaboramos con langostinos, pero no nos atrevimos con el marinado porque pensamos que, el no estar acostumbrados al sabor, podía echar a la gente un tanto para atrás. Fue por ello que decidimos elaborar los langostinos al vapor, para que de esta forma se asemejaran lo más posible a su sabor natural. Luego completamos la tapa con aguacate y mango, de ahí que la bautizáramos como “guacamango”, más cebolla roja, canónigos, tomate y una gota de tabasco, y se servía así, como tapa fría.

Nacho Crespo y Julio Ouviña, propietarios de la Quinta de San Amaro
Triunfó una tapa fría, en invierno y estando en Galicia… parece un contrasentido.
Sí, y cautivó tanto público como al jurado de expertos. Yo creo que en gran medida también ayudó el buen tiempo de estos días, por cuanto la gente pudo degustarla en terraza, con sol y a una temperatura de 22 grados con que contamos toda la semana… no parecía invierno. De hecho reconozco que, en principio, yo preveía que el cliente se decantaría más por la otra tapa que presentábamos a concurso, el “huevo escalfado sobre shitake foi de pato”, y que se servía caliente. Pero al final, lo que son las cosas, enganchó más el “guacamango”.
¿Concibió la tapa con mucho tiempo de antelación y apuró los últimos días?
La concebí unos días antes, cuando nos dijeron desde el concello que se iba a organizar el concurso. En principio creamos unas ocho tapas, unas con producto de tierra y otras de mar. Luego, entre todo el personal que trabaja tanto en cocina como en la Quinta, fuimos probando unas y otras, opinando, descartando… y nos acabamos decantando por estas dos. Dejamos incluso de lado algunas que, bajo mi punto de vista, tenían una estética fantástica, pero había que decidirse.
La incursión de su restaurante en el mundo del tapeo supongo que es coyuntural para con este concurso, pero ¿se plantea incorporar esta tapa como plato en la carta?
Cierto que las tapas no son lo nuestro, pero nos sentimos moralmente obligados con Meaño a participar a fin de promocionar este municipio del que son sentimos parte de lleno. En cuanto a lo segundo es algo que precisamente estábamos hablando Nacho y yo hace un momento: tal fue la acogida que tuvo que sí vamos a barajar incorporarla como ensalada de cara al verano: es un plato fresco, sorprendente, pleno de matices y que puede gustar.
¿Cuál es el secreto a la hora de crear una buena tapa?
Bajo mi punto de vista es echarle imaginación, atreverse, salirse un poco de lo de todos los días.


¿Y la mejor hora para degustarla?
Imagen del salón restaurante. Foto: Polo Ventanuco
Para mí, mejor al mediodía, siempre en grupo y buena compañía.
Volviendo al concurso. Un evento así, con tapas a 2 euros ¿es rentable para el restaurador?
El restaurador no puede plantearse un concurso de este tipo bajo un criterio económico, porque no va a suponerle negocio alguno. Pero el concurso sí es un escaparate, una ocasión espléndida para la promoción, para darte a conocer, para que visite tu local gente que, a lo mejor, de otra forma, no lo haría y que, si lo conocen, ya tienen una referencia y quizás otro día vuelvan o lo recomienden a alguien. Y otro aspecto importante: estos concursos unen mucho a los hosteleros, contribuyen a hacer grupo y a dinamizar la zona, y eso es muy bueno para todos.
¿Piensa que ha podido resultar beneficioso que el número de establecimientos haya bajado de los 13 del pasado año a 8, para que de esta forma la gente se animara más a completar la ruta y degustar todas las tapas?
Es cierto que este año ha habido auténticos “ruteros del tapeo”, grupos enteros, familias que acudían con su hoja para degustar y puntuar las tapas, sellar el documento y participar en la votación del premio del público y en los sorteos. Pero no es menos cierto que la presencia de más establecimientos no supone hándicap alguno: en Pontevedra o Santiago tienen participado 60 u 80 locales… Lo que hay que hacer en esos casos es que el concurso dure más días. Además el ser más locales te permitiría ofrecer premios más suculentos en los sorteos, como fue en algunos de esos sitios un viaje a Cancún, que era un auténtico gancho.
A usted, que ha degustado las tapas de todos los establecimientos participantes, ¿le ha sorprendido alguna en especial?
Puedo decir, en honor a la verdad, que ha habido un excelente nivel, y que algunas sí me sorprendieron de forma muy positiva.
Hablando de sorpresas, ¿algún proyecto nuevo desde la Quinta para el cliente en las próximas semanas?
Siempre estamos barajando cosas nuevas, sobre todo ahora que vienen fechas señaladas como Navidad o San Valentín, muy propicias para sorprender al cliente, y en ello estamos. Y también trabajando con los talleres de cocina, que seguimos haciendo para grupos. Algunos incluso se han convertido en auténticos fans como es el caso de un grupo de australianas que cada dos años, desde hace seis, vienen a realizar el camino de Santiago y lo acaban siempre por tradición disfrutando de nuestro establecimiento. Nos consta además que son auténticas seguidoras, a través de las redes sociales, de todo cuanto hacemos aquí a lo largo del año.


sábado, 10 de diciembre de 2016


Hace ahora 50 años se produjo el incidente nuclear de Palomares (Almería), el accidente más grave registrado en España. En él dos aviones norteamericanos, un bombardero B-52 y aeronave nodriza que lo abastecía, colisionaron el pleno vuelo, desintegrándose y cayendo entre el mar y la costa almeriense a la altura de la playa de Palomares. Las cuatro bombas termonucleares que transportaba el primero se precipitaron. Dos de ellas rompieron originando una nube radiactiva que contaminó 226 hectáreas de tierra. Aunque Manuel Fraga y el embajador norteamericano, con su famoso baño, quisieron trasladar un mensaje de normalidad, lo cierto es que Palomares sigue siendo 50 años después la localidad más radiactiva de España y el acceso a una amplia zona continúa hoy prohibido. A sus 74 años el vecino de Lores, Manuel Besada Sanmartín, marinero entonces y testigo de excepción de los hechos, rememora 50 años más tarde aquel accidente. Él mismo recogió con sus manos del mar unos de los paracaídas del fatídico bombardero.

MANUEL BESADA, EL MEAÑÉS QUE VIVIÓ EN PRIMERA LINEA EL ACCIDENTE NUCLEAR DE PALOMARES

Manuel Besada nos relata el accidene de Palomares
Manuel Besada Sanmartín se hallaba aquel 17 de enero de 1966 en el puente de mando, llevando el timón del petrolero “Camponegro” de la compañía Campsa, que trasladaba gasolina refinada desde Canarias hasta el puerto de Almería. “Sería al filo de las dos de la tarde -recuerda- y estaríamos apenas a unas cinco millas de la costa, cuando, desde el puente de mando, divisamos dos aviones en el aire, muy cerca el uno del otro, tanto que captó la atención de los que nos hallábamos en ese momento en el puente. De pronto se tocaron y se precipitaron en picado al mar”. “Al momento -continúa- se levantó una gran nube negra, con partículas centelleantes que ascendían, y arriba, desde cielo, vimos caer entonces varios paracaídas, algunos vacíos, pero otros con objetos que no acertamos a precisar si eran tripulantes o las referidas bombas. Al fondo, muy cerca de la costa, un pesquero, y más allá, en tierra, enseguida pudimos ver dos focos en llamas”. “En aquel momento -añade- no imaginábamos el alcance de lo que estaba ocurriendo, ni del hecho del que estábamos siendo testigos desde la atalaya del puente de mando”.

Paracíadas radiactivo
El petrolero Camponegro con una foto de Manuel Besada en aquel 1966
Nuestro protagonista relata como al instante el capitán del buque recibió la orden de auxilio. “El capitán ordenó entonces orillar el barco al objeto que nos quedaba cerca, que era un paracaídas de color naranja. Cuando se completó la maniobra bajamos una escalera de gato por el costado del barco y alguien dijo: ‘que baje el rapaz’, y ese era yo que, con 24 años, era el más joven de la treintena de tripulantes enrolados en el petrolero”. “Y ahí me ves a mí -prosigue- bajando hasta el nivel del agua. Con la ayuda de un bichero logré acercar el paracaídas, y comprobé que no había nada ni nadie sujeto a él. Pedí entonces que me lanzaran un cabo desde cubierta para atarlo con cuidado, que no se rompiera y poder izarlo.” “Recuerdo -continúa- con al sacarlo del mar y en la maniobra de izado se precipitó toda el agua del paracaídas por encima de mi cabeza y me empapó por completo”.
Acto seguido el Camponegro permaneció casi dos horas parado en el mar, esperando autorización para entrar en puerto. “Cuando al final pudimos hacerlo -relata Manuel Besada- vino un grupo de gente a recoger el paracaídas de la cubierta del barco, se lo llevaron en una furgoneta. No supimos más de él, ni teníamos constancia en aquel momento de lo de las bombas nucleares. De eso nos enteramos después algo, por lo poco que entonces se publicó en la prensa, porque el plena dictadura todo aquello quedó silenciado y minimizado”.

Cartilla de navegación y recuerdos del Camponegro de nuestro protagonista
Mientras rememora el accidente Manuel Besada muestra la fotografía que conserva del “Montenegro” y su cartilla de navegación, que atestigua su presencia en el petrolero aquel 17 de enero. “Un año después -agrega- me salieron varias calvas en el pelo a modo de ronchas, no sé si eso tuvo algo que ver con el agua de aquel paracaídas que me cayó por la cabeza o si fue en realidad fue por otra cosa”. “Cierto que hoy me refiere gente de allí que la radiación en Palomares sigue siendo tal que recomiendan no utilizar en las inmediaciones el aire acondicionado de los vehículos porque mete al interior, que es un habitáculo muy pequeño, el aire exterior que aún contiene plutonio”. De hecho, mediciones efectuadas a finales de los 80 constataron que la contaminación residual en la zona se estimaba entre 2.500 y 3.000 veces superior a la de las pruebas atómicas.  

El accidente
Un bombardero B-52 como el accidentado en Palomares
El bombardero B-52 siniestrado transportaba cuatro bombas termonucleares de 1,5 megatones y 800 kilos de peso. Dos quedaron intactas, pero otras dos se rompieron. El balance, siete muertos -los cuatro pilotos del avión cisterna más tres de los siete tripulantes del bombardero- y 226 hectáreas de tierra contaminada como consecuencia de la nube radiactiva que contenía sobre todo plutonio. Sólo el sistema de seguridad de las bombas impidió la reacción en cadena que origina una explosión nuclear y cuyas consecuencias hubieran sido dramáticas. “Tiempo después lo hablábamos en el barco -apunta Manuel Besada-: pudo haber sido una catástrofe y nos habría cogido en primera línea: nos hubiera borrado del mapa de un plumazo”.
De las dos bombas que quedaron intactas, una cayó en el mar. Los norteamericanos desplegaron un dispositivo de 34 buques y 4 minisubmarinos para dar con ella. La localizaron a 80 días después a 869 metros de profundidad. “Crucial resultó el testimonio del pescador del barco que nosotros vimos al fondo aquel día -apunta Manuel Besada- y que les precisó a los yanquis el lugar exacto donde había caído, por lo que aquel pescador fue conocido a partir de entonces como Pepe, el de la bomba”.

Otra instantánea de nuestro protagonista en su casa de Lores
Consejo de un vasco
“Estuve nueve años navegando en petroleros -rememora Besada Sanmartín-, primero en el Campoverde y luego en el Camponegro, donde la mayoría de la tripulación era gallega: había marineros de Raxó, Sanxenxo, Portonovo, Bueu…” “Eran petroleros de cabotaje -añade- que portaban entonces unas 36.000 toneladas, y cuya ruta más habitual era llevar gasolina refinada desde Canarias a la costa de toda la Península. El viaje más largo que hicimos fue para traer keroseno desde la isla de Coraçao en Venezuela hasta España”. “Pero era un trabajo muy duro -agrega- de aquella con sólo 20 días vacaciones al año, por lo que decidí hacer caso al consejo de un veterano marinero vasco que me dijo: ‘tú, que tienes aún buena edad, vete de aquí, que yo me jubilé, y cuando volví a casa no me quería ni mi mujer ni mis hijos, tú aún estas a tiempo”. “Y así lo hice -añade- me vine, con lo que había ganado me compré un camión y me hice fragueiro”.

Volver a Palomares
Cartilla de navegación de
Manuel Besada
Manuel Besada asegura que nunca volvió a Palomares “aunque me ilusiona y, de hecho, pensé varias veces en hacerlo”. A sus 74 años una de sus pasiones es hoy los viajes del IMSERSO. Precisamente en cuestión de unas semanas disfrutará a través de este programa de unas vacaciones en Málaga. “Si tengo ocasión -asegura-, ya que estoy cerca, me gustaría ir a Palomares”. “Por si acaso -añade-, pienso ir provisto de esta cartilla de navegación y, si puedo, visitar algún periódico… quien sabe si en su hemeroteca conservan alguna foto del Montenegro en puerto aquel día con el paracaídas del bombardero”. Y es que 50 años siempre son una buena razón para rememorar la historia.


miércoles, 30 de noviembre de 2016

conversas.com 
Diego Javier Lorente López
Director de la Banda Unión Musical de Meaño

La Banda Unión Musical de Meaño viene de hacerse este pasado domingo con el “X Certame Galego de Banda de Música” en la sección primera, un galardón que nunca había antes conseguido la formación meañesa. El murciano Diego Javier Lorente -diplomado en clarinete por el Conservatorio Superior de Barcelona y en dirección de banda en Italia-  asumió la dirección de esta formación en 2013 buscando nuevos retos que han comenzado a cristalizar en el último curso: grabación del primer CD de la banda (“Hispania”), concurso de composición de pasodobles y ahora el primer premio del certamen gallego, un galardón aderezado con 431 puntos, la puntuación más alta de los diez años del certamen. A Lorente López le cabe además ser el único director que lo ha conseguido en dos ocasiones, por cuanto antes lo había logrado con la Banda de O Rosal.       

LA CLAVE FUE LA EMOCIÓN CON QUE LOS MÚSICOS VIVIERON CADA COMPÁS DEL CONCIERTO”

Diego Javier Lorente en su clase de clarinete. Foto: I. Abella
¿Qué supone para la banda y la Escuela de Música de Meaño un premio de este calado?
Supone un reconocimiento para una toda esta excelente generación de músicos que, a nivel gallego, no lo habían tenido en los últimos diez años, y la verdad es que ya se lo merecían. Por eso estamos exultantes por el reto logrado.
¿Y para el director?
Para el director también es una satisfacción y un subidón de adrenalina tal que yo digo te ayuda a no envejecer.
¿Cuántos músicos integraban la banda en el concierto en Santiago y cuál era la edad media de la formación?
Éramos 88 músicos con una edad media en torno a 15-16 años. Pero lo más importante es que esta banda tiene recorrido porque sigue entrando gente muy joven desde la cantera, mismo este año incorporaremos a diez chavales más que se estrenarán en el concierto de Navidad, y eso es un orgullo y un acicate para todos.
En el plano personal y como director ¿a quién le dedica un premio así?
Personalmente a mi familia, que tuve la suerte de tenerla en el auditorio con mis hermanas y mis sobrinas que vinieron expresamente desde Murcia para la ocasión, y a mi mujer, que en este último mes preparando el certamen apenas sí la he visto. Y, como no, a mis músicos, excelentes todos ellos, y a la junta directiva por su labor encomiable.


El público meañés y la banda estallan en el momento de hacerse público el prrimer premio en el auditorio de Galicia. Foto: BUMM

¿Cuántas horas de trabajo y ensayos invirtieron en preparar el certamen?
Desde el verano, que fue cuando elegimos la obra libre, invertimos muchísimas, las sé con exactitud porque soy metódico a la hora de preparar este tipo de conciertos y tengo la costumbre de anotar todo al detalle en una libreta. Es el triple de trabajo de lo que supone cualquier otro concierto porque la dificultad se cuatriplica: uno tiene que elegir una obra libre con la que se opte a ganar, y una obra de ese tipo supone mucha mayor complejidad para los músicos a la hora de interpretar. Y luego hay que mover una plantilla mayor, meter algunos instrumentos que habitualmente no tenemos… Todo ello dificulta en extremo la preparación de este tipo de certámenes, inviertes muchísimas horas, pero ese número prefiero que se quede para mí.


Lorente López bromea antes del concierto
¿Cuándo acaba la interpretación del concierto, uno, como director, tiene la sensación que salió redondo?
Honestamente, uno siempre escucha algún detalle que no le convenció del todo, esa es la grandeza del directo. Pero lo cierto es que la banda estuvo emocionada desde el minuto uno, desde el primer compás, lo estuvo en cada articulación, en cada crescendo, en cada diminuendo… Eso se notaba y se transmitía, esa forma de vivirlo fue precisamente una de las claves del éxito.
¿Por qué en un certamen como el gallego sólo compiten tres bandas en la sección primera o cinco en la segunda?
Porque es muy complicado afrontar el reto, mover en nuestra sección, que es la grande, en torno a un centenar de músicos, preparar una obra compleja que te permita aspirar a ganarlo… Es tan exigente que son ciclos: una banda que participa en un certamen de este calado quizá tiene que esperar luego años para volver a internarlo.
Cuando usted asume la dirección de la banda en 2013, con otras ofertas sobre la mesa, reconocía haberse decantado por Meaño “por sensaciones”. ¿Tres años después esas sensaciones se confirman y reavivan?
Sí, he conocido gente y una banda fantástica. Creo que estamos en un punto de encuentro, en que yo me he hice un poco a la banda y ésta se hizo también un poco a mí. La conozco muy bien en todos los campos, hemos tocado música sinfónica, pasodobles inéditos en un concurso de composición, hemos interpretado para un jurado como en este caso, con formaciones folk, con grupos invitados… Hemos tocado muchísimo y en todos los registros, y eso me ha permitido conocerla muy bien en todos los ámbitos, y ellos también a mí: cuando es necesario apretar, cuando en cambio hay que soltar un poco para que la banda se relaje… El único hándicap para mí es que vivo muy al sur de Galicia lo que me supone un desplazamiento largo cada vez que vengo a Meaño, y cuando llegué aquí en 2013 no tenía hijos y ahora tengo una hija.

El director en una imagen de 2013, recién llegado a Meaño
¿Meaño con el primer premio en Kerdrade y ahora con este en el Certame Galego es ya una referencia a nivel bandístico?
Sí, por qué no, y no sólo a nivel gallego, sino a incluso nacional y, sobre todo, en el ámbito de gestión de grupo humano y de gestión de la Escuela de Música no tengo la más mínima duda de que lo es.
Usted que no para, ¿qué nuevos proyectos y retos prepara con la banda?
Tengo la ilusión de que podamos tener una sala de ensayos más grande y mejor para poder trabajar, porque para muchos de esos proyectos necesitamos de un espacio más amplio, más cómodo y más apropiado para ensayar. Y dentro de estos proyectos próximos está un concierto para rendir un tributo a la música pop y rock, rememorando temas de Deep Purple, AC/DC y otros grupos míticos del rock, pero ¿dónde metes en la sala de ensayo que tenemos un grupo rock, más la banda para trabajar? Esa es la dificultad.
¿Visto lo visto Galicia no tiene ya nada que envidiar a Valencia en música de bandas?
No, y ya hace tiempo. Cierto que las bandas de Valencia seguirán siendo ellas, porque allí la gente lo vive con esa pasión. Pero la generación de músicos gallegos que tenemos delante de nosotros en este momento no tiene nada que envidiar a la generación de músicos valencianos, en absoluto.


La Unión Musical de Meaño recién acaba el concierto en el Certame Galego en Santiago. Foto: BUMM

NOTA: AMPLA GALERÍA DE FOTOS DE CERTAME GALEGO PINCHANDO ARRIBA NA PESTAÑA "MEAÑOLEANDO"

sábado, 26 de noviembre de 2016

La energía solar fotovoltaica ha conocido un vuelco de en los últimos años con una legislación que recortado ostensiblemente los beneficios previstos por los promotores de plantas fotovoltaicas que apostaran por ellas como un negocio de futuro. Pero las cuentas ya no salen, por lo menos de forma tan holgada, y las previsiones de amortización de su inversión se han trastabillado de la noche a la mañana. Los promotores de plantas más modestas se hallan desencantados por un negocio que pudo ser y hoy no es tanto. Algunos aseguran sentirse víctimas de una estafa que entienden auspiciada desde el gobierno por unos compromisos que no se ha cumplido. Pero por otro lado la normativa abre ahora la puerta a un autoconsumo. Lo hace a través de camino que, con la ley vigente, aún se ve tortuoso en exceso.

LOS JARDINES SOLARES SE MARCHITAN

José Dadín en su huerto solar de Simes
Hace diez años, José Dadín Varela, un joven empresario meañés, apostó por la energía fotovoltaica. Había descubierto esta posibilidad de negocio a través de un reportaje de televisión. Tras decidirse instala en una finca del lugar de Quintáns en Simes 315 de estos paneles solares sobre 21 seguidores, a los que sumó 215 más en estructura fija sobre la cubierta de una nave cercana. Invirtió 370.000 euros, lo que eran parte de sus ahorros más un préstamo bancario para hacer frente a tamaña apuesta. Los paneles de la finca de Quintáns producen 55 kWh o, lo que es lo mismo, una media de 550 kW al día, suficiente para mantener un barrio de doce viviendas. Eso sí, condición obligada entonces, verterla a la red general, por cuanto la normativa no permitía entonces aprovechar este tipo de instalaciones para autoconsumo.
El negocio se asentaba sobre un acuerdo escrito, refrendado por ley, por el que, tanto a él como a otros promotores en su situación, se les pagaría la electricidad generada durante los 25 años siguientes un 575 por ciento más cara que el precio de mercado. Hace una década ese precio era del entorno de 8 céntimos por kilovatio, por lo que se le abonaría en realidad a 44 céntimos. Sería el Estado, y no las eléctricas, quienes financiarían el sobrecoste. Era el precio por impulsar las energías limpias y reducir de paso nuestra dependencia energética del crudo.

Técnicos de Inelsa colocando paneles fotovoltaicos
Las previsiones de Dadín Varela eran que, con unos ingresos previstos de 60.000 euros anuales durante esos 25 años, su planta fotovoltaica quedaría amortizada en torno a 2016-18. A partir de esos 25 años regirían los precios de mercado pero la planta, que ya estaría amortizada de largo para entonces, seguiría aportando una renta básica que, preveía nuestro protagonista, “haría las veces de un plan de para la jubilación”.
Pero fue el cuento de la lechera. El cambio de normativa del gobierno dio al traste con sus previsiones hasta el punto de que hoy, una década después, no sólo no tiene amortizada su inversión, sino que reconoce se está convirtiendo hasta en un lastre. “Ya le perdí la pista y hasta la ilusión -lamenta en la actualidad José Dadín-, tengo que hacer números para pagar el crédito al banco, y hay meses en debo aportar dinero del bolsillo porque al precio al que pagan hoy la energía fotovoltaica, sobre todo si el invierno es malo, no da para cumplir con el banco”. Otro hándicap es que el gobierno ahora ha limitado las horas de sol: “En la zona que estoy te pagan la electricidad por un máximo de 1.270 horas de sol al año -explica-, por encima de esas horas no te abonan nada. Además estás atado durante los 25 años firmados: tienes la obligación de mantener la planta operativa, tanto que si no cumples con un mínimo de producción, que puede ser debido a falta de mantenimiento de la planta, pierdes el dinero que responde a la parte de la subvención de todo el año”.

Caída y apuestas nuevas
Rafael Domínguez, director técnico de Inelsa
“La rentabilidad de este tipo de plantas fotovoltaicas cayó del 14 al 7,5 por ciento desde 2013, debido a los dos recortes aplicados por el gobierno desde entonces”. Quien así habla es Rafael Domínguez Piñeiro, director técnico de la empresa instaladora Inelsa, afincada en Noalla y que es uno de los referentes gallegos del sector. A la firma, vinculada en esta actividad desde 1998, le avala el haber instalado hasta la fecha 4,2 millones de paneles solares, así como su presencia internacional en cuatro continentes, incluyendo países como Inglaterra, México, Chile, Honduras, Tanzania, Mozambique, Kuwait o el emirato de Dubai entre otros. “Esas rebajas -añade Domínguez Piñeiro- significaron la puntilla para las plantas fotovoltaicas que vertían a la red, tanto que hoy habilitar una instalación de este tipo ha dejado de ser rentable, dado la inversión necesaria para ello y el precio al que te pagan luego esa electricidad”.
“El real decreto de 2015 -explica el director técnico de Inelsa- abre como mejor alternativa la de instalación de paneles fotovoltaicos en empresas y hogares, pero orientados hacia el autoconsumo, si bien también aquí hay mucho camino por andar, dado que la legislación vigente en España lo constriñe en exceso”. “Uno de los problemas -precisa- es que la ley dificulta en extremo el empleo de baterías, cuya función es hacer posible el almacenamiento de la energía obtenida durante los momentos punta del día, para consumirla luego por la noche. Únicamente puedes consumir la energía en el momento justo en que la obtienes, y esto te deja sin posibilidad de autoconsumo durante la noche”. “Las baterías tipo Tesla o similares -precisa- son legales ya en España y se podrían utilizar, pero la ley ha fijado para ellas unos peajes tan elevados que impiden que, en la práctica, sean rentables”.

Los peajes lastran la fotovoltaica en España
“El otro hándicap -añade- es que la normativa establece el pago de peajes, esto es, aquella persona que se autoabastezca con fotovoltaica en su vivienda, tiene que abonar una tasa a la compañía suministradora por usar la red para verter a ella la energía sobrante obtenida en horas punta, la cual, por encima, no te van a pagar, salvo si se trata de una gran instalación industrial de más de 100 kW, pero ese no es el caso de una vivienda particular”.
“La normativa en nuestro país -apunta Rafael Domínguez- debería avanzar en el sentido de la legislación que impera desde hace años en países como Alemania, Estados Unidos, Chile o México, incluso ahora en Portugal". "En ellos -añade- se hace lo que se llama 'balance neto', esto es, si produces 10.000 kW en las fotovoltaicas de tu vivienda y consumes 8.000, los otros 2.000 que viertes a la red te los pagan. En España, actualmente, por esos 2.000 kW no te que pagarían nada”. “De hecho -agrega- este balance neto era la línea de un borrador de ley que pretendía la oposición y que, pienso tiene visos de prosperar en la próxima legislatura, con lo que realmente se abrirían muchas puertas para la fotovoltaica de autoconsumo”.

Empresas
Víctor Muñiz, co administrador de Pescados Vixa, en la cubierta de la nave en Xil
Con el real decreto de 2015 algunas empresas sí han apostado por la generación de fotovoltaica para autoconsumo con el objeto de reducir su factura eléctrica. Es el caso de Pescados Vixa, que con tal fin ha instalado en las cubiertas de su nave enclavada en el área industrial de A Pedreira en Xil un total de 1.140 paneles fotovoltaicos. La firma, dedicada a la exportación de pescado congelado y que vende actualmente a una treintena de países en los cinco continentes, genera una facturación anual de más de 10 millones de euros, y su apuesta por la fotovoltaica le ha valido la mención del informe Ardan Galicia como la quinta gran empresa de España por innovación.
“Uno de los nuestros principales gastos radicaba en la factura eléctrica -explica el co-administrador Víctor Muñiz- por eso nos avinimos a estudiar fórmulas de ahorro. Dado que teníamos un consumo muy lineal en la planta de congelados, valoramos la posibilidad de una energía alternativa. En principio barajamos una fórmula mixta eólica-solar, que incluyera un aerogenerador y placas fotovoltaicas, pero luego, tras un estudio realizado con la empresa instaladora EDF Solar, nos decantamos sólo por la fotovoltaica”.
Sofía Muñiz, administradora de la firma, precisa que la instalación les supuso una inversión de 700.000 euros “pero contamos para ello con una línea de subvenciones que se contemplaba para la modernización del sector pesquero, y a través de la cual la administración nos sufragó el 60 por ciento del coste”. Las estimaciones son, según ella, que “con los paneles solares la empresa está ahorrando en torno al 20 por ciento en su factura de electricidad anual, por lo que prevemos que, en cuestión de unos siete años, podamos tener amortizado la parte de esos 700.000 euros que tuvimos que aportar”.

Autoconsumo en el hogar
Rafael Domínguez en Noalla
¿Es rentable el autoconsumo en el hogar en base a fotovoltaica? Rafael Domínguez entiende que en el momento actual ya lo es: “los paneles en casa pueden permitir un ahorro de energía entre un 50 y un 60 por ciento” apunta. “Una vivienda unifamiliar de tamaño medio -explica-, con untodo eléctrico, consume en torno a 500 kW hora al mes. Con la normativa vigente el propietario puede instalar en ella una potencia máxima de 10 kWp (el “kilovatio de pico” es la máxima potencia que genera un panel solar en la hora de máxima insolación), si bien con 5kWp, esto es, 15 paneles, es suficiente para sacarle partido”. “Teniendo en cuenta que el precio del material fotovoltaico ha bajado mucho en los últimos años -apunta- ese propietario precisa de una inversión de unos 6.000 euros”. La administración contempla subvenciones “pero aún suponiendo que no lograra ninguna, esos 6.000 euros estarían amortizados en unos 8 años, y con subvención por medio ese plazo se reduciría a 5”.
Eso sí, cabe señalar que la duración de los paneles es de 25 años por lo que, vencido ese plazo, habría que volver renovar la inversión. La posibilidad de optar por baterías de almacenamiento no parece de momento la mejor opción con la legislación actual “dado el elevado peaje que pagan -precisa Rafael Domínguez-, pero si el gobierno cambia la ley y retira ese peaje, permitiendo la apuesta por baterías inteligentes tipo Tesla, lo revolucionarían todo”. “Con una de estas baterías, capaz de acumular 7 kWh de energía y cuyo coste en el mercado es de unos 3.000-4.000 euros, bastaría para una vivienda unifamiliar tamaño medio”. “Son baterías -agrega- que permitirían además, si te sobrea energía, cargar con ellas la batería de un vehículo eléctrico, o viceversa, esto es, transportar la energía de la batería del vehículo a la de la propia vivienda”. “Entonces -añade- la fotovoltaica para autoconsumo familiar sí daría un vuelco, y esa posibilidad es la que hace echar humo a las eléctricas. Aun así, con todo, no dispondrías de un autoconsumo al 100 por cien, por cuanto hay días de invierno en que vas a tener que tirar de la red”. “Lo que es una lástima -lamenta- es que es que en España estemos desaprovechando el sol, cuando países como Alemania con muchas menos horas de sol que nosotros, le están quitando más partido. Sólo es una cuestión de voluntad política”.
Con todo, el futuro de las alternativas es, según Rafael Domínguez imparable: “suyo será el protagonismo, pero aún así el futuro del hogar pasa por mix energético, esto es la vivienda no se abastecerá por una única fuente, sino de varias: fotovoltaica, hidrógeno, gas… hacia eso es cara a lo que caminamos”.


sábado, 19 de noviembre de 2016

 *** Opinión
O Estado contra min

A recente aprobación e liquidación do canon de vertedura aplicado polo concello de Meaño a instancias da Xunta é unha proba máis do atropelo da administración pública con respecto ao administrado. O é tanto polo xeito de proceder para a súa aplicación por parte de un, como polo criterio establecido por parte de outro.

EDAR de Os Pasales en Dena
No tocante ao proceder da administración local -esa que sempre se define como a máis cercana ao cidadán- o atropelo está en birlarlle ao administrado un dos dous recursos administrativos aos que, en boa ética, debería ter dereito. Tratándose dun imposto novo procedería abrir primeiro un período de exposición pública cun prazo de alegacións, o que suporía a posibilidade dun primeiro recurso ante a administración local que serviría para detectar e correxir de entrada posibles erros, á par que evitar as queixas, o malestar e os quebradeiros de testa que se están a padecer agora. O que fixo, en cambio, o concello foi saltarse este paso e remitir directamente unha liquidación impositiva, ante a cal só cabe un único recurso de reposición contra a liquidación. Se este é resolto desfavorablemente por parte da administración de turno non cabe máis opción de reclamación, agás a xudicial, unha vía á que -ben o sabe quen resolve- ninguén vai acudir tratándose dunha cuantía menor.

Por parte da administración autonómica o atropelo está e equiparar auga verquida á rede de sumidoiro á auga consumida. Con este criterio o rural sae ostensiblemente perxudicado, porque unha parte -en ocasións considerable- da auga consumida o é empregándoa para rego de pequena horta ou xardín, polo cal é agua que non vai parar á rede de saneamento e que, sen embargo, si están fiscalizando como tal. Mentras, administrados que se abastecen de traídas veciñais ou pozos, poden ata saír beneficiados en casos ao impoñerlles un canon mínimo -sobre o que tamén cabería discutir o criterio seguido para o seu cálculo- con independencia da cantidade real de auga verquida. Supoñemos que hoxe, tecnoloxicamente, é posible dotar á rede dos mecanismos de medición das augas residuais que chegan a ela desde cada domicilio en aras a acadar un canon impositivo equitativo, principio ao que debe aspirar toda administración que se tilde de “pública” e que, como tal, debe antepoñer a xustiza social dos seus administrados.




sábado, 12 de noviembre de 2016

  hemeroteca  

Carlos Alfonso Piñeiro
Presidente de la Danza de Arcos de Cobas (2012)

Fai una días os veciños de Cobas rendían unha homenaxe á Danza de Arcos con motivo do "I Xantar do Acio e da Espiga". Por esta razón rescatamos para este Ventanuco unha entrevista publicada en FARO DE VIGO o 28 de nadal de 2012 con Carlos Alfonso Piñeiro, presidente da asociación "Danza de Arcos de Cobas. Ler para lembrar.


La Danza de Arcos de Cobas es una danza única de tradición secular y ligada al mundo religioso. Se trata de una danza masculina originaria de esta localidad meañesa y que ha despertado el interés y la admiración de muchos que la consideran un tesoro etnográfico saliniense. Carlos Alfonso Piñeiro lleva 33 años bailando la Danza de Arcos y es, desde que se constituyó, el presidente de la asociación que se creó para brindar un marco legal al colectivo. Fue él quien, junto con un grupo de jóvenes, la rescató a inicios de los 80 estaba desaparecida tras un lustro de haber dejado de bailarse. El que fuera en su día abuelo centenario de Cobas, José Pazos Naveiro, fue la persona clave para recuperar y trasmitir el legado a las nuevas generaciones ávidas de conocer el baile que durante siglos había sido santo y seña de Cobas en el exterior.

“NOS GUSTARÍA CONTAR CON APOYOS PARA PROMOCIONAR LA DANZA DE ARCOS EN EL EXTERIOR”


Ramón Alfonso Piñeiro
¿Cuál es el origen de la Danza de Arcos de Cobas?
Es desconocido, pero muy antiguo. Algunos autores la sitúan en el s. XV ó XVI. Se trata de una danza vinculada al ámbito religioso, sobre todo a las procesiones, y que es bailada por hombres. La bailan cuatro parejas que siguen las órdenes de una novena persona que dirige el grupo a modo de director. Es única y responde a una tradición propia de Cobas.
¿Nunca la bailaron entonces mujeres?
En origen es una danza masculina, quizá debido a que hace siglos el papel de la mujer en la iglesia y en las procesiones era menor. Hoy la bailamos sólo hombres porque quisimos conservar la tradición. Sólo la bailaron algunas mujeres a inicios de los años 70 porque que de aquella no había hombres que quisieran hacerlo.
¿Cómo es el traje de un danzante de Arcos?
Empezando por abajo: zapatos negros de suela, calcetines blancos, pantalón y camisa de lino todo ello blanco, faja, paño de alfombra cruzado sobre el hombro, sombrero de paja con cintas colgado a la espalda, castañuelas y arco.
Esta danza estuvo desaparecida un tiempo, incluso a punto estuvo de perderse ¿no?
Sí, hacia 1975 dejó de bailarse. Fue a inicios de los 80 cuando un grupo de jóvenes de la parroquia nos propusimos recuperarla. Teníamos de aquella la mayoría 18 ó 20 años. Y la persona clave para todo ello fue José Pazos Naveiro, fallecido hace ya años y que de aquella contaba ya 80, si bien él vivió más de 100. El señor José era entonces la única persona viva que bailara la danza, que sabía exactamente como era y que, por tanto, podía trasmitirla. Y así fue como empezamos a ensayar ocho personas en la era de su casa. Recuerdo que era un hombre metódico y muy serio que insistía en repetir cada movimiento cuando no salía y nos decía siempre: “hai que facelo ben, porque si non mellor non facelo”.


La Danza de Arcos actuando en la fiesta de A Lanzada
¿Cuánto tiempo estuvieron ensayando hasta reaparecer?
Un par de meses, si bien luego hubo que buscar el material y ropa. Pudimos saber como era el traje con exactitud porque el señor José conservaba uno de cuando bailaba. Lo más complicado fue encontrar los paños de alfombra que bajan del hombro a modo de banda por delante del pecho. Para hacernos con los primeros tuvimos que ir a Portugal. Más tarde, preguntando aquí y allí, dimos con un almacén de Santiago que nos los consiguió en Extremadura.
¿Y la primera actuación de esa reaparición?
Fue en el San Benito de verano de Cambados.

Ovidio Sanmartín, director de la danza, recibe o agasallo
de recoñecemento de mans Francisco Abuín que, con 93 anos,
é o veciño máis vello de Cobas
De hecho se vincula mucho a los Danzantes de Arcos con Cambados.
Sí, porque era una tradición en Cambados. Yo conservo extractos de libros de 1904 o del propio Vicente Risco en 1962 que nos identifican con Cambados. Incluso una pintura cuya imagen me han hecho llegar y que data de los años 20 muestra la plaza de Fefiñáns llena de gente un día de fiesta, con el dueño de pazo con sombrero de copa y los danzantes de arcos actuando en plena plaza. Pero no, esta es una danza propia y exclusiva de Cobas.
¿Tienen muchas actuaciones?
Actuamos sobre todo en verano y tenemos todos los fines de semana completos. Hay veces hemos hecho hasta cuatro actuaciones en un día.
¿Y donde actúan?
Sobre todo en procesiones, si bien también nos llaman para festivales folklóricos, incluso para alguna boda, cofradía, aniversario... Casi siempre en la comarca donde mantenemos la tradición secular de Cambados: allí actuamos todos los años en el San Benito de verano, en San Roque, La Pastora, La Balvanera, el Carmen, la fiesta del Albariño… A veces, aunque incorporamos siempre algo de coreografía nueva sobre la base que es fija, me pregunto si no estarán cansados de vernos, pero la gente nos dice que una fiesta o una procesión en Cambados sin la Danza de Arcos no es fiesta o procesión. Y nosotros encantados con que la gente disfrute.

La Danza de Arcos de Cobas en una imagen de los años 70 en Cambados

¿Nunca actuaron en el exterior?
No. Hemos grabado hace poco una actuación para un canal internacional de la TVG y el año pasado en el Albariño un alcalde riojano se quedó prendado y nos quiso llevar a un festival en La Rioja, pero era muy encima y no podíamos ir por problemas de agenda. Sí quedamos emplazados para acudir en verano de 2013 cuando se celebre la próxima edición.
Ustedes llevan ya 20 ó 30 años bailando esta danza. ¿Se interesan por ella las nuevas generaciones? En otras palabras ¿está asegurado el relevo generacional para el futuro?
En principio sí, no en vano en este momento tenemos en el grupo a cinco miembros que tienen menos de 25 años
¿Y qué proyectos tienen en mente?
Lo que más nos gustaría sería tener una filmografía que, además de escaparate, sirviera para garantizar el legado de esta danza a generaciones futuras si, por alguna circunstancia, se perdiese. A nosotros el legado nos llegó de forma oral gracias a José Pazos, pero a punto estuvo de haberse perdido. Una filmografía completa evitaría esto, podría hacer que la danza, aunque dejara de bailarse, se recuperara en cualquier momento.

La Danza actuando en el homenaje de Cobas.
Carlos Alfonso es el segundo atrás por la izquierda
Suponemos que una danza así tiene algún tipo de financiación pública. ¿Qué peticiones le formularía a la administración?
Contamos con alguna subvención del concello y la Diputación, luego el dinero que ganamos por actuación, pero todo se nos va en material y en renovar el vestuario que es caro y que tenemos que hacer casi todos los años. ¿Qué pediríamos? Sobre todo ayuda para promocionar la danza en el exterior y dar así a conocer algo que es único. Y también un local de ensayo en condiciones porque en el que tenemos no podemos usar las castañuelas dado la
reverberación que produce.
Si una persona quiere aprender la Danza de Arcos…
No tiene más que ponerse con contacto con nosotros. Comenzamos los ensayos tras el invierno para preparar la temporada de verano. Es fácil y con algo de interés de aprende en cuatro o cinco sesiones. Nosotros encantados en darla a conocer.