sábado, 29 de abril de 2017

Cualquier tratado de geografía al uso refiere que las Rías Baixas comprenden un total seis rías -si incluimos Aldán- que se extienden entre la frontera portuguesa y el cabo de Finisterre. Sin embargo, algunos meañeses reivindican una séptima, la de Dena, en un tramo costero donde la desembocadura del río Chanca conforma una ensenada que algunas cartas náuticas reflejan como ría de Dena. Ello recuerda que Meaño, tenido por muchos como municipio de interior, en realidad dispone de una fachada costera que a lo largo de unos 1.500 metros recorre por poniente la localidad de Dena, y en cuyo extremo sur se abre esta bocana a modo de ría que los vecinos claman por regenerar.

LA RÍA DE DENA, ENTRE EL ESCOMBRO Y EL OLVIDO

Imagen de la ría de Dena con la marea baja y la isla de A Toxa al fondo
“En los años que trabajé embarcado -refiere un antiguo marino de Dena, hoy jubilado- pisé tierra en 37 países diferentes. Era el año 1973 o 74, y recuerdo bien cuando el capitán del buque finés Norrö, un gasero en el que estuve enrolado, cuando estábamos por las Bahamas se interesó por si de donde yo era había mar. Cuando se lo confirmé, buscó y unos días después me mostró en su carta náutica como esta zona figuraba con el nombre de ría de Dena”. “En este punto del río -continúa explicando a pie del puente de A Chanca-, cuando la marea alta es viva, el mar se adentra a través de la ría por el curso bajo del Chanca y la marea supera la PO 550, algo que muy poca gente sabe, excepto los que nos movemos en esta zona”.
A lo largo de esta fachada el tramo costero de Dena está salpicado de depósitos y vertidos que contribuyen a la mala calidad de sus aguas, los malos olores y a una imagen de semi abandono. En los años 90 e inicios de este siglo varios proyectos trataron de regenerar esta ría, pero al final la zona hubo de conformarse con una remodelación del área recreativa de Os Pasales más la reciente construcción de un pequeño sendero en zarzo que la vegetación amenaza con invadir a cada paso. Ni en los programas políticos de los partidos en las últimas municipales aparecía referencia expresa a la puesta en valor de este espacio protegido, de gran riqueza natural, no en vano forma parte del complejo intermareal Umia-O Grove, incluido en la Lista de Humedales de Importancia Internacional (Humedal RAMSAR), Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Espacio Natural en Régimen de Protección General.

Una tubería que conectada directamente en la ría
Focos de vertido
Acompañados por el presidente de la asociación de vecinos de Dena, Nemesio Viñas, recorremos la zona. Durante el trayecto, con la marea baja -y el que nos encontramos con el anterior presidente del colectivo vecinal, Cesáreo Besada- advertimos en la orilla zonas de aguas turbias, limos, botellas de plástico, escombros de obra, restos de una tubería plástica, la carcasa de una vieja rueda de camión, fragmentos sueltos de batea, un depósito de caolín de una antigua baldosera e incluso una tubería de hormigón que vierte directa al mar. “Siendo yo un chaval -rememora el Nemesio Viñas-, cuando la marea estaba alta, nos bañábamos en estas aguas, y aquí se pescaban sollas, anguilas y chopos… hoy cualquier cosa de estas resulta impensable, esta ría de Dena perdió su riqueza y se asemeja más a un estercolero”.


El depósito de caolin de uan vieja baldosera se sigue vertiendo al mar
En el límite sur, próximo a Vilalonga, en las inmediaciones de la EDAR de Os Pasales nos muestra el que entiende como uno de los problemas: “a este punto -explica- vienen a parar todas la aguas residuales de Meaño, Castrelo y Vilalonga. Cuando se satura en invierno, con las pluviales que llegan a la red de residuales, sospechamos que se abren compuertas… y el olor, como mismo ahora estamos percibiendo con la marea baja, en pestilente”. “Visitar esta zona -añade- no resulta agradable en estos días, y quienes más lo sufren son los vecinos que viven en las inmediaciones”.
El presidente del colectivo vecinal incide en dos puntos más: el depósito de caolín de una vieja baldosera, “un montículo artificial del que el mar está arrastrando restos de manera continua, sin que se haya hecho nada por retirarlo o construirle una escollera”; y la vieja telleira de Noya “símbolo de Dena, que se rehabilitó con dinero público y que luego se cerró para disfrute privado”

Oposición     
Un fragmento de batea a la deriva en la ría de Dena
“Lo que primero para regenerar la zona es recuperar la calidad de sus aguas, y eso sólo cabe afrontarlo dentro de un proyecto conjunto que afecte a toda la ría de Arousa, algo que compete a la Xunta, y por eso el grupo socialista ya elevó en su día en este sentido una petición formal al gobierno gallego”. Así se manifiesta, cuando se le pregunta sobre el particular, la portavoz de PSOE meañés Icía García, que de seguido propone: “una vez recuperada la calidad del agua podría afrontarse un proyecto integral para atraer visitantes, involucrando en él a los concellos de Sanxenxo, Meaño y Cambados, que comparten este espacio, con el objeto de crear una senda verde desde Vilalonga, subiendo por Dena y Castrelo hasta la desembocadura del Umia”.
Por su parte José Manuel Aspérez (Meaño Independente) lamenta que “la ría de Dena, llamada a ser uno de los emblemas paisajísticos del municipio, la tengamos hoy que esconder, porque da una imagen penosa. Actuar en esta zona, para su puesta en valor, debería ser algo prioritario”.

La vieja telleira de Noya, símbolo de Dena en plena costa
Proyectos frustrados
A mediados de los años 90, en plena fiebre de los paseos marítimos, el entonces alcalde Jorge Domínguez concibiera la creación de uno para la costa de Dena. Era un proyecto de 1,23 millones de euros (205 millones de entonces), para el que Costas comprometió 1,08 millones, y el concello los 150.000 euros restantes. El mismo contemplaba la retirada del referido depósito de caolín más un paseo a lo largo de la ribera, con tres zonas de esparcimiento. Aquel proyecto se aprobó e incluso se adjudicó la primera fase de la obra a la firma coruñesa Arias Hermanos.
Pero todo se cruzó cuando tres propietarios -alguno de ellos con mucha superficie afectada- no aceptaron el precio de compra propuesto. Cierto que con uno de ellos, el empresario de Dena José Touriño, Domínguez llegó a formalizar un acuerdo verbal que permitía al concello hacerse de paso con una vieja fábrica de cerámica, situada en el extremo norte, que funcionó en su día como secadero de madera, con la intención de reconstruirla y habilitar en ella un centro para la tercera edad. Pero los otros dos afectados no cedieron. Ello y la negativa de Costas en Madrid a declarar dichos terrenos de urgente ocupación dio la puntilla a la expropiación y con ello a un proyecto que desde entonces pasó a dormitar en un cajón de la administración central, quedando definitivamente olvidado a finales de los 90.

El acceso a la telleira fue cerrado por un muro
No obstante, el concello se propuso actuar en la zona y en 1999 invirtió los 150.000 euros comprometidos. Buena parte de aquel dinero se destinó a la rehabilitación de la conocida como telleira de Noya o de Os Seixiños. La construcción, todo un símbolo para Dena, fue recuperada, recubriendo su interior con un líquido especial de aluminio, y remodelando su exterior, por el que se construyó una escalera de acceso a la parte superior con el objeto de que ese punto actuara como mirador sobre la ría y observatorio de aves. Pero la actuación en la vieja telleira, acometida con fondos municipales, se hizo sin asegurarse el gobierno local su posterior utilidad pública por lo que al poco de ser remodelada, su propietario, cerró al acceso, y hoy su disfrute es exclusivamente privado.

Aves en la ría de Dena, considerada zona de especial protección
Otros proyectos aparcados fueron la posibilidad de regenerar la ribera para ganar un tramo de playa en Dena, o el de construir unas piscinas naturales sobre una parcela adquirida por el concello a pie de costa entre Seixiños y Os Pasales, con una zona de césped en talud con leve caída hacia el mar. Pero también estos, concebidos a inicios de este siglo, se convirtieron en quimera. Desde entonces la administración local empezó a evitar esta ría de Dena que hoy parece dormitar entre el escombro y el olvido.

sábado, 15 de abril de 2017

El “muiño do Crego” en Quintáns, uno de los emblemas de la ruta de los molinos de Lores, recuperado y convertido en aula didáctica y museo etnográfico por su dueño, se dispone a cerrar sus puertas forzado por las trabas que la normativa de Augas de Galicia le impone para que el agua del río Chanca entre por su canal, y permita las demostraciones de molienda tradicional que su propietario brindaba de manera altruista a escolares, campamentos y cuanto grupo de organizado se la demandaba. 
Fotos: Rafael Dovalo

EL “MUIÑO DO CREGO”, EMBLEMA DE LA RUTA MEAÑESA, ABOCADO AL CIERRE 

Exterior del "muiño do Crego" en Quintáns
Del viejo molino de Quintáns, o de “O Crego”, se tiene constancia documental desde el año 1752 en que el catastro del Marqués de la Ensenada lo recoge en su relación, atribuyendo su propiedad a José Gómez Presbítero. Desde siempre se sirvió para la molienda del agua de prorrateo del río Chanca, de la que también se conserva constancia documental fehaciente.
Cuando en 1999-2000, dentro del proyecto obradoiro "A Segorella", concello y Diputación empiezan a acometer las obras de construcción de la senda fluvial con la recuperación de los viejos molinos, su propietario actual, Pablo Dovalo, invirtió en él tiempo y dinero, sin ayuda pública alguna, tanto que, de hecho, fue el primer molino recuperado en toda la ruta. Su pasión por el mundillo le llevó a convertirlo en un aula-museo didáctica que se enorgullecía en mostrar en cuantos se lo demandaban, sin percibir dinero alguno por las visitas.
Ahora Augas de Galicia se dispone a dar al traste con la pasión de este meañés. “El pasado mes de octubre -explica Dovalo- recibí una comunicación de Augas de Galicia por la que, según una normativa del año 2009, por utilizar el agua para el molino se me exige el pago de un canon de 214 euros. Pero no sólo eso, sino que, para que se me autorice a dicho uso, me obligan a presentar un proyecto de un ingeniero sobre el molino, estipulando entre otros aspectos, el caudal que entra por el canal de acceso, habilitar un contador de entrada más otro de salida del agua, y otros requisitos, a los que no estoy dispuesto”. “Podría -agrega- atreverme con la tasa, pero no con el proyecto porque su coste supera los 2.000 euros”.

Un grupo de turistas sobre el canal de acceso del agua al molino
Dovalo entiende que el suyo es un caso único: “no existe ningún otro precedente en la provincia de Pontevedra de un molino que haya recibido una comunicación similar”. En su escrito Augas de Galicia le advierte además que, de seguir haciendo uso indebido del agua, se expone a una sanción “de entre 5.000 y 20.000 euros”. Es por ello que el propietario se ve abocado a cerrarlo “no me queda otra -lamenta- y, llegado el caso, tendré que desmantelar las piezas porque no estoy dispuesto a que me las roben”.

Último recurso
La situación podría afectar a otros molinos en la comarca que usan el agua de río para demostraciones de molienda tradicional. Mismo en Meaño, apenas unos metros más abajo, se encuentra el de “Entremuiños”, en la actualidad propiedad del concello, que organiza en él demostraciones de molienda tradicional para grupos organizados, lo mismo que en Ribadumia los molinos de Batán o el de Chantada, entre otros. Pero Dovalo insiste: “soy conocedor del mundillo porque formo parte de la asociación Amigos dos Muiños, y ninguno de los asociados ha recibido esta comunicación. Mi caso -añade- es una injusticia manifiesta o una persecución, alguien tiene que explicármelo”.

Cortina de agua en el exterior
Dovalo presentó en su descargo un pliego de alegaciones que le fueron denegadas. Su último asidero es el concello de Meaño y la Mancomunidade do Salnés: “cuando los ayuntamientos están acometiendo la reconstrucción los molinos de río -explica- no están solicitando la gestión del agua, y ellos mismos están en idéntica situación a la mía, también están incumpliendo la norma”. Con tal motivo acaba de presentar por registro en el concello de Meaño un escrito en el que solicita que las administraciones locales demanden a la Xunta la exención del canon del agua “a los molinos que, como el mío, funcionan como aulas didácticas o etnográficas, y donde no se cobra entrada alguna a los visitantes, para mí tan sólo supone el orgullo de mostrarles una tradición tan arraigada en Galicia como era molienda de río”. Si ello no es posible Dovalo demanda, en su defecto que, cuando menos, “las administraciones locales colaboren mediante sus técnicos en la redacción de los proyectos que exige la normativa, de lo contrario molinos como el mío, si la ley se aplica a todos por igual, están abocados al cierre”.

Un molino con historias
Pablo Dovalo (tercero por la derecha) con un grupo tras una visita guiada
Cuando Pablo Dovalo volcó tiempo y dinero de su jubilación en su recuperación, el “muiño do Crego” era una construcción derruida e invadida por la maleza. Documentos del siglo XVIII referían que se abastecía del agua del río Lotar, que así era conocida la zona de fincas en que se enclava-. De José González Presbítero -que es el primer propietario del que se tienen noticias- el molino fue heredado a través de generaciones hasta el que a finales del XIX llegó a manos de Miguel Padín Laredo, “un cura sin cargo de parroquia -explica Pablo Dovalo- que era conocido como “O crego de Quintáns, de ahí el nombre del molino”. Existe constancia documental de venta en el año 1918 por un montante de 1.000 pesetas  -unos 6 euros de hoy-, "500 a abonar al contado y otras 500 a lo largo de un año". Dovalo heredó el viejo molino de su abuela cuando él contaba sólo tres años: “dicen que me lo dio -precisa- por la alegría de que yo era su primer nieto, y que me parecía a ella en la nariz”.

Vista de la entrada al viejo molino
“Este molino era de maquía -explica su propietario-, por lo que el molinero se quedaba con una parte del grano, en torno a 2 kg. por cada 20, lo que era para él un medio de vida”. Hasta aquí bajaban gentes de Meaño, Lores, Simes, Nantes, Dorrón y Bordóns “porque era un molino rápido por podía moler unos 20 kg por hora”. “Tengo referencias -añade Pablo Dovalo-, tanto escritas como orales, de maquieros que trabajaron en él, caso de O Ferrolán, Ramón Lema y otros, siendo el último, en los años 70 e inicios de los 80 del pasado siglo en que el molino dejó de moler, un vecino de Lores conocido con el alias de O Xabeiro, que picaba las piedras cada 8 ó 15 días según el uso”. Dentro de este molino los maquieiros tenían hasta cocina y habitación. El mundo de los que pasaron por él está repleto de anécdotas, "las más sonadas asuntos de faldas -refiere Dovalo- y es que en los tempos da fame, en los que la harina era un bien preciado, algún maquieiro perdonaba la maquía a algunas mujeres a cambio de favores sexuales”. “Incluso me consta -agrega- que cierto maquieiro fue sorprendido aquí dentro, en pleno acto sexual, por sus hijos, que reaccionaron arrojando a la mujer al agua”. “U otro -añade- que, según la información que recabé, con 80 años cumplidos, concibió aquí dentro un hijo con una mujer de 40… Hay un sinfín de historias que encierra cada molino”.
En 2004 un grupo de 30 expertos internacionales visitaba este “muiño do Crego” y otros de la ruta en el marco de un “Simposio Internacional de Molinología”, alabando la labor realizada. Ahora todo ello amenaza con venirse abajo por una norma que, según denuncia el afectado, “sólo tiene afán recaudatorio, sin importarles si con ello se están cargando nuestro pasado y nuestra historia”.

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NOTA: Para ver un encuentro entrañable de vecinos en el interior de este molino 
pincha en el icono de play del seguiente vídeo




sábado, 8 de abril de 2017

Aunque desapercibido para muchos automovilistas y peatones cuando lo cruzan, el puente del Chanca en Dena, sobre el que e discurre la PO 550, ha sido en tiempo pretéritos lugar relacionado con la leyenda y mitos mágicos de la Galicia profunda. Y es que bajo este puente, donde se cruzan las aguas del río Chanca con las del regato de Fondón, y en cuyas inmediaciones existe un viejo cruceiro, era un enclave elegido para bautizos profilácticos o prenatales, un ritual que todavía pervive en la mente de los vecinos de más edad de la localidad meañesa de Dena.

UN PUENTE SOBRE AGUAS MÁGICAS

Las aguas del ríoc Chanca y Fondón se cruzan bajo este puente en Ponte-Dena
El bautizo profiláctico o prenatal era una práctica ritual de Galicia en tiempo ancestrales en que los partos, a falta de hospitales, se disponían en casa, sin asistencia médica y en condiciones higiénicas que dificultaban el éxito del alumbramiento, hasta el punto de, en ocasiones, acabar con la muerte de la madre o del recién nacido. El ritual se basaba en de una creencia vinculada al mundo de lo mágico y la superstición, como una llamada a salvar la vida de niño y madre, y por ello estaba indicado sobre todo para partos que se preveían complicados, o bien para madres que habían sufrido abortos o a las que sus hijos les morían a los pocos años de vida.
Dos eran las condiciones que debía cumplir el punto elegido: por una parte que, a modo de encrucijada, se juntaran en él agua de dos ríos; y, por otra, que contara con un cruceiro, a modo de elemento cristiano que contribuía a santificar el lugar. Ambos requisitos los reunía el puente de A Chanca, a la altura de Ponte-Dena, bajo en que confluyen las aguas del río Chanca, que baja de Armenteira, Simes y Lores, y las del regato de Fondón, arteria que, bajando de Xil, desemboca en este punto, justo bajo el puente. En la zona se eleva además un viejo cruceiro -enclavado en una parcela sobre la que hoy existe un restaurante-, en cuya de cruz se representa en el anverso una crucifixión, y en su reverso una  Virgen sobre peana, vestida con manto y coronada con un aura de divinidad, la cual porta en brazos el Niño que sostiene una pequeña bola del mundo. Un cruceiro cuya única razón de ser, no es en este caso un cruce de caminos, sino precisamente el encuentro del agua de dos ríos.

Vista superios del puente de A Chanca
El ritual mágico
Cuenta la leyenda, y así la refieren los vecinos, que el bautizo debía celebrarse, en los días previos al parto, justo en la medianoche. Momentos antes descendían hasta debajo del puente de A Chanca la pareja, con algún familiar cercano. A partir de esa hora bruja esperaban a que una persona se dispusiera a pasar sobre el puente. El primero en hacerlo era invitado a bajar hasta pie del agua (“home/muller de boa ventura, bautízame esta criatura!”) y a ejercer de padrino en el ritual del bautizo prenatal. Si la accedía se la instaba a no cruzar y regresar sobre sus pasos, mientras se esperaba a que pasara el siguiente para proceder de igual forma. “Pero si la persona hacía caso omiso y cruzaba el puente, el ritual ya no era válido esa noche, y debía aplazarse para volver en otra ocasión”.
Si el viandante aceptaba, bajaba a junto la familia y, con una concha de vieira que le facilitaban, debía tomar agua en el punto exacto del cruce entre ambos ríos, y verterla sobre el vientre de la embarazada al tiempo que refería: “eu bautízote no nome do Pai, do Fillo e do Espíritu Santo, se eres home Alberto -o el nombre que en su caso hubieran elegido los progenitores-; se eres muller, Alberta”, con atención a no acabar ninguno de los presentes con la palabra “amén”, de lo contrario se rompería el poder mágico del ritual. Todo ello en el más absoluto silencio, a la par que una persona vigilaba sobre puente porque, durante ese instante, “no podía pasar persona o animal alguno, de lo contrario invalidaría el bautizo”.


El viejo cruceiro que santtificaba en lugar
Acto seguido, se dejaba paso libre sobre el puente, mientras que abajo familia y padrinos compartían una cena. A su término era obligado, entre todos los comensales, tirar las sobras al río -haciéndolo de espaldas por encima de hombro, en pro de la buena fortuna-, y a continuación romper los platos y toda la loza en que fuera servida la cena. De hecho, un vecino de la zona, con una propiedad aledaña al puente, refiere como, cuando en los años 80 realizó obras en su finca, “justo a pie de río nos encontramos al cavar con numerosos pucheros y loza rota, sin duda restos de esos rituales ligados a los bautizos prenatales”.
Los ancianos de Dena refieren como este punto del puente de A Chanca era lugar al que acudían “no sólo vecinos del municipio de Meaño, sino también, de manera secreta, gente de toda la comarca, desde O Grove a Vilagarcía, y alguna muy instruida y de alta alcurnia”, en la creencia de que el ritual mágico de aquel bautizo protegería a madre de hijo del cualquier mal a la hora del parto. “Y no sólo el bautismo -refiere una vecina de Dena- sino que hasta aquí llegaban mujeres, de todas partes, con dificultad para concebir, para realizar a pie del cruce de ríos rituales mágicos”. “Recuerdo -continúa-, como siendo unos críos, encontrarnos bajo el puente muchas mañanas, camino de la escuela, loza rota y restos de velas en la orilla, justo al lado del cruce de ambos ríos”.

Testimonios
Otra imagen del río que discurre bajo el puente
Una septuagenaria de una localidad meañesa, hoy anciana y cuyo nombre omitimos a petición propia, nos reconocía como su madre realizara este ritual mágico bajo el puente de A Chanca antes de alumbrarla a ella. Era a inicios de los años 40, “cando os tempos da fame”, en plena posguerra. “A mi madre -nos refiere- ya le habían muerto dos niños antes, al poco de nacer, y fue una anciana de Dena quien la convenció para realizar el ritual del bautizo bajo el puente de A Chanca, para que el niño, que era yo, le brincara en el vientre, en señal de vida”. “Mi madre -continúa su relato- me explicó cómo fueron allí a medianoche y, mientras estaban bajo el puente, un familiar se apostó arriba, en la carretera, con una vara en la mano para espantar a todo animal que se aprestara a cruzarlo, porque no podía cruzarlo ni un lagarto, de lo contrario el ritual no era válido”. “Allí -añade- esperó a que pasara la primera persona, que fue un joven de Dena que entonces tenía 18 años, y que aún falleció hace poco, y que llegaba al puente pedaleando en su bicicleta entretenido mientras silbaba”. “El familiar -prosigue-, lo detuvo sobre el puente y le explicó con qué fin le necesitaban abajo. Por esos años, aquella era una carretera estrecha y una zona oscura y sin luz. El joven, al principio, no quiso prestarse porque decía tener miedo. Pero a fuerza de rogarle y cuando vio abajo a la anciana de Dena, que él conocía, se confió y bajó. Allí realizaron el bautizo, cenaron y al acabar rompieron la loza como mandaba el ritual”.


Imagen del anverso del cruceiro de A Chanca en Dena
El parto posterior resultó, y madre e hija vivieron. La tradición mandaba además, que los padrinos que habían realizado el bautizo prenatal, debían ser luego los que oficiaran como tales en el eclesiástico. En el caso de este testimonio, la vecina explica que no fue así “porque mis padres eligieron para el bautismo en la iglesia a miembros de la familia”. “Quizá fue por ello -agrega-, o porque mi madre no repitió el ritual, que un hijo que tuvo más tarde volvió a morirle a los pocos años de nacer”. “Fue así -concluye- que los cuatro, yo fue la única que vivió para contarlo. Hoy cuesta creer en esas cosas, tal vez fue casualidad, pero vaya usted a saber, dicen que habelas hailas”.
Uno de los vecinos de Dena más longevos, José Cacabelos, confirma, a sus 92 años, lo que es “vox populi” entre los mayores de la localidad: “muchos sábados se realizaba esos bautizos bajo el puente”. “Yo -añade- solía pasar sobre él de regreso a esas horas, porque tenía novia del otro lado y, la verdad, estaba deseando que alguien me escogiera de padrino, porque -comenta con sorna- era una manera de comerse una buena cena a costa de otros”. Un ritual éste que aparece referido también en algunos otros puntos de la comarca, caso del conocido “Ponte dos Padriños” entre Cambados y Ribadumia.
                       
Nuevos ritos
Aquel ritual fue desapareciendo a medida que la ciencia y los hospitales ganaban terreno y el alumbramiento se afrontaba en ellos con mayores garantías de éxito. Aún así algunos vecinos recuerdan como “aún hace cosa de 20 o 30 años llegaba gente a este punto, a propósito justo a medianoche, algunas personas, mismo en taxi, para acercarse a la barandilla y tirar algo en el punto de confluencia entre los dos ríos”.
El último ritual en aparecer, este con tintes ya más festivos, lo hizo este pasado mes de febrero con motivo de la celebración de San Valentín en que algunas parejas, aprovecharon la noche para colocar en la barandilla del puente un tradicional “candado del amor”, cerrarlo y lanzar las llaves al río como muestra de amor por vida, una tradición ésta muy habitual en puentes en las últimas décadas. Cierto que algún vecino, rememorando los viejos rituales, apunta: “no todos los puentes son lugares de cruce entre dos ríos, estos tiene tienen un carácter simbólico y mágico, quien sabe si también para los candados del amor que ahora se cuelgan”.


sábado, 1 de abril de 2017

La psila africana sigue avanzando por Galicia y se ha convertido en una plaga que afecta ya a la mayoría de cítricos en la comarca arousana y, por extensión, del resto de la comunidad. Ello motiva que la venta de limoneros, naranjos o mandarinos, entre otras especies, estén prohibidas en Galicia desde 2015 y todo parece indicar que la cuarentena se mantendrá en los próximos años. Técnicos y dueños de tiendas agrarias explica en este reportaje el momento de la plaga.

LA PLAGA DE LOS CÍTRICOS DE O SALNÉS

Victorino Durán muestra un limonero afectado por la psila africana
“Aunque la plaga es ya de conocimiento público siempre queda algún despistado que viene por tienda a comprar un limonero o un naranjo y que se sorprende cuando le explicamos que no está autorizada su venta”. Quien así habla es Roberto Crespo, que regenta de una tienda agraria en pleno centro de Meaño. “Lo que sí es el pan nuestro de cada día -agrega- es el cliente que se pasa a preguntar si se ha levantado la cuarentena o si sabemos cuándo acabará”. Sobre esto último José Outón, propietario de un vivero en Barrantes, apunta que va para largo: “La información que barajamos es que las directrices europeas en este tipo de cuarentenas no bajan de los cinco años, por lo que aún nos queda un tiempo para que las autoridades valoren de nuevo la situación, si ello es cierto llegaríamos, pues, hasta 2020”. 
¿Puede acabar la psila africana con la producción de cítricos en el NO peninsular? Pedro Mansilla, jefe del servicio de la Estación Fitopatológica do Areeiro, lo explica: “en realidad la psila africana es un insecto chupador, de los muchos que tenemos en nuestra zona y, como tal, no mata el árbol”. “Lo que sí nos pone en alerta -continúa- es que puede transmitir una bacteria, que es la HLB (Huanglongbing) que sí resulta letal para la madera. Pero, de momento, esa bacteria no la hemos detectado todavía en Galicia, no sabemos si llegará o no un día, mas la presencia de la psila dispara la preocupación sobre ello”. Cierto que, aunque psila no mata el cítrico, sí puede generar su debilitamiento y, en consecuencia la disminución de la cantidad y la calidad de su producción cuyo fruto, eso sí, es perfectamente apto para el consumo.

Síntomas de la plaga en las joas de un limonero meañés
Síntomas y tratamientos
La psila africana se manifiesta en las hojas de los cítricos a través de unos rasgos muy característicos que provoca distorsiones, atrofias, formación de agallas y verrugas, las cuales se aprecian mejor en los brotes jóvenes, y que acaban causando la pérdida del color verde de las hojas que adoptan en su lugar un tono amarillento. Cuando se detecta la recomendación técnica es, primero, cortar los brotes y las hojas afectadas “y, lo mejor, -precisa Pedro Mansilla-,  sería quemarlos luego, a fin de evitar la propagación del insecto desde el suelo”. Lo siguiente sería la aplicación de un insecticida, si bien la práctica tiene su inconveniente: “En este momento -precisa el jefe de servicio del Areeiro- la única materia activa autorizada para su tratamiento es el tiametoxan, un insecticida sistémico, pero únicamente podemos aplicarlo dos veces en el año, de lo contrario corremos el riesgo de que aparezcan problemas de resistencia”.

Huevas del insecto de la psila
Roberto Crespo, desde su tienda agraria en Meaño, apunta la mezcla de tiametoxan con imidacloprid, un insecticida diseñado a partir de la nicotina “con el objeto precisamente de ir paliando la situación y reducir esos riesgos de resistencia”. Dada la limitación de tratamientos José Outón recomienda a sus clientes aplicarlos como mejor época en primavera cuando el árbol está brotando.
Estado ninfal del insecto
Mientras en Dena, Victorino Durán, que regenta su tienda agraria en plena Rúa da Chanca, precisa que, en su caso, está apostando por un insecticida ecológico para controlar el insecto: “se trata de un producto que se obtiene a partir de extracto de aceites vegetales y que se comercializa como myzzus, indicado para el tratamiento de insectos chupadores”. “Presenta la ventaja -añade- que se puede aplicar con cierta periodicidad, sin ser tan sensible a resistencias, pero es que, además, no deja residuos, por lo que carece del plazo de seguridad y el cítrico se puede consumir sin problema, mientras que si aplicamos otros insecticidas al uso no debemos consumir el fruto hasta pasados 20 días del tratamiento”. “En mi caso -añade-  lo estuve probando con mi hermano en una plantación de medio centenar de limoneros que él tiene muy afectados en Meaño y el insecto estuvo controlado, pero lo que ocurre es que, cuando dejas de aplicarlo con periodicidad el insecto vuelve por efecto contagio de otros cítricos de las cercanías”. 

Acción coordinada
Ninfa en proceso de conversión en insecto
Alevín de psila. Secuencia fotográfica del
microscopia de Victorino Durán
Esto nos lleva al dilema de la falta de una actuación coordinada en el tiempo contra la plaga. Técnicos y dueños de agrarias coinciden en esta necesidad, pero lamentan la falta de directrices para concienciar y coordinar a los agricultores. “Aquí es -afirma Pedro Mansilla- donde se echa en falta la figura del agente de extensión agraria que existía antes, y que actuaba como intermediario entre la investigación, que somos nosotros, y el agricultor o vecino que, en este caso, tiene su limonero o naranjo en la era de casa, cuando no una pequeña plantación en finca”. “Pero nosotros -añade- no podemos hacer ese papel desde la Estación de Areeiro, a lo sumo sí facilitamos información a través de nuestros boletines, pero sin llegar a ese contacto directo con el vecino que sí mantenían antes los agentes”.
“Ante la ausencia de de la figura de ese técnico -lamenta Roberto Crespo- somos nosotros desde las tiendas agrarias los que estamos cumpliendo el papel de informar y orientar al agricultor, pero no podemos hacerlo con los conocimientos técnicos sí tendría un podría ofrecer el un agente de campo”.
Eso sí, las partes consultadas entienden que, quizás, las administraciones no están echando el resto en intentar acabar con la plaga “en buena parte porque esta no es una zona productora de cítricos, otra cosa sería que ocurriera en Valencia o Murcia”. “Precisamente uno de los motivos de la cuarentena -afirma a este respecto Pedro Mansilla- es la preocupación por controlar la enfermedad en el noroeste peninsular evitando que que se expanda llegando a la costa levantina”. Una región ésta a donde la enfermedad no ha hecho aparición: “para nada -apunta un vendedor murciano que ofrece sus naranjas a pie de arcén en una de las carreteras salinienses-, he hecho es la primera vez que he oído hablar de esta enfermedad, que sí me he fijado afecta aquí a las hojas de los limoneros”.

Portugal
Hojas de cítrico afectada por la psila
Pese a la cuarentena vigente, algunos se las ingenian para adquirir un cítrico y para ello cruzan la frontera y se desplazan a Portugal. Los propietarios de viveros se quejan de la situación “porque nosotros aquí perdemos dinero y el paisano compra sin pudor su limonero o naranjo en Valença e incluso alguno en la feria en Padrón” apunta Victorino Durán. Pedro Mansilla advierte de la prohibición y del riesgo que ello supone: “Lo único que estamos contribuyendo es a extender la enfermedad, porque precisamente en Portugal también ya existe y esos cítricos pueden venir infectados, y un cítrico para aquí en sancionable”. “Pero es nuestra mentalidad -lamenta-, no nos imaginamos a un ciudadano norteamericano o australiano recurriendo a una argucia de este calibre, no sólo por ética sino por el enorme sanción que podría acarrearle”. La otra alternativa por la el pequeño agricultor opta en la era de su casa es por el injerto y por enraizar una rama de un limonero propio para al cabo de unos años obtener de ella un árbol nuevo. Todo con tal de seguir teniendo limones propios.