sábado, 24 de junio de 2017

Apretados y en un local sin condiciones de sonoridad que en verano se asemeja a una sauna. Así realiza sus ensayos la banda Unión Musical de Meaño, reconocida como la mejor formación del último Certame Galego en la sección primera, para más de 70 componentes y ganadora en 2013 del prestigioso World Music Contest de Kerkrade, formación que actualmente integran 92 músicos. 
Fotos: Iñaki Abella

MUCHA BANDA PARA POCO LOCAL

La sala en ensayos de la Unión Musical de Meaño se encuentra bajo el escenario de la Praza da Feira. El local mide unos 96 m2 y su altura ronda los 2,20 convencionales Ello supone que cada músico dispone de media de un espacio de 1,04 m2 por músico, con silla e instrumento incluido.
“Físicamente lo que es caber… cabemos -reconoce el director Diego Javier Lorente cuando se le pregunta-, pero te sientes como una persona que dispone de un garaje donde le cabe sólo el coche, no más, y para entrar y salir tiene que maniobrar dos o tres veces”. “Las condiciones de la sala no son buenas -admite el director-, no hablamos ya de calidad de sonido, sino por la incomodidad de un músico que, cuando está sentado en su puesto, puede cuadrarle justo detrás a pie de oreja un trompetista… y eso es tremendo para el oído. No es de extrañar que haya días que salgamos de la sesión de ensayo todos con dolor de cabeza”.

El local de ensayo, a rebosar en un ensayo de la banda de Meaño

Así las cosas la banda meañesa no le queda otra que recurrir en ciertas ocasiones al auditorio de Ribadumia para realizar algún ensayo general previo a una gran cita. La última, en vísperas del pasado Festival de Banda de Meaño, celebrado el pasado 30 de abril. La razón, que el director quería escuchar el repertorio, en especial la obra “El sombrero de tres picos”, en un local con la sonoridad adecuada. “No sólo suena de otra forma -explica- sino que el sonido no resulta atronador como en nuestro sala de ensayo, y sales de la sesión nuevo, sin ese dolor de cabeza que a veces se nos pone”. En verano las altas temperaturas complican aún más las cosas “y aunque abramos puertas y ventanas esto parece una sauna porque el calor es insoportable”. Ente ello, en ocasiones optan por trasladar el ensayo al aire libre, sobre el propio escenario de la Praza da Feira.
La falta de espacio dificulta además la posibilidad de preparar conciertos junto con otras formaciones. “Tengo el ordenador lleno de proyectos -reconoce Lorente López-, mismo un tributo a la música rock en el que pretendo que la banda toque éxitos rockero de siempre, acompañados para la ocasión por un grupo de rock… pero a ver quien mete un grupo así con guitarras eléctricas aquí dentro”. De hecho ya una experiencia anterio realizada con un grupo de gaitas para una actuación conjunta evidenció las dificultades físicas y sonoras de una sala de ensayos que ha empezado a quedarse corta en los últimos años.

Problema creciente
Otra imagen de un ensayo de la banda en su local
La banda Unión Musical de Meaño estrenó esta sala en el curso 2009-10, cuando la agrupación contaba con unos 70 componentes. Pero desde entonces su número no dejó de crecer pasando a 88 cuando el Certame Galego de Bandas en 2016 y, tras las últimas incorporaciones, a los 92 actuales. Y, de momento, ese número, dado la pujanza de la cantera en la Escuela Municipal de Música, se prevé que no hará sino medrar en los próximos años. Y es que esta escuela, con un número creciente de alumnos, cuenta en este curso 189 matriculados, no sólo procedentes de las diversas localidades del municipio, sino también de otros limítrofes que eligen el centro como alternativa de formación musical.
El presidente de la Asociación Cultural Unión Musical de Meaño, que es la entidad que rige la banda, Óscar Rial entiende que el local de ensayo “es uno de los problemas que en este momento tiene la banda y, de hecho, así se lo hemos transmitido ya a la propia alcaldesa”. “Nos consta además -prosigue- que el concello se está moviendo en este sentido y que está barajando alternativas para optar por la mejor opción. Cierto que las soluciones no llegan de repente y llevan su tiempo, yo soy de los que pienso que cabe madurarlo para hacer las cosas bien”.

El calor en los meses de verano se hace insoportable
Así pues, de momento, a la banda ganadora del el último Certamen Galego de Bandas en Santiago, y que en 2013 se hizo con el primer premio del World Music Contest de Kerkrade en Holanda, considerado el festival de bandas más importante del mundo, le toca seguir lidiando con sala de ensayo que no reúne las condiciones. Eso sí, de cuando en vez puede respirar y, gracias al convenio rubricado tras el éxito de Kerkrade con la Diputación, ensayar gratuitamente en el auditorio de Ribadumia, el cual dista 10 kms., si bien ello supone el adicional coste en portes.

Auditorio frustrado
El gobierno local de Meaño había barajado hace años la posibilidad de construir un auditorio como opción para dar salida a la constante actividad que genera la banda y la Escuela de Música. De hecho el Partido Popular en el gobierno se había comprometido a ello en reiteradas ocasiones. La presencia en su día del meañés Roberto Varela al frente de la Consellería de Cultura pareció por un momento abrir puertas a la posibilidad de encontrar financiación para acometer la infraestructura, para la que incluso se barajaron ubicaciones en A Toxa y el iglesario meañés, pero nada de ello cristalizó y el proyecto se abandonó tras la irrupción de la crisis económica. Así pues, los conciertos de la banda en citas importantes, o bien se trasladan al auditorio de Ribadumia o, como en el festival, optan por una carpa que cubra la Praza da Feira, lo que supone cada año a la organización un desembolso cercano a los 3.000 euros. La tercera opción es el traslado al pabellón de deportes del CEIP As Covas, en origen una pista al aire libre con cubierta de uralita, marco impropio que ofrece además pésimas condiciones de sonoridad.


sábado, 17 de junio de 2017

EL GRANITO irrumpe EN LA SENda fluvial DEL río CHANCA


El granito irrump en la senda fluvial con estampas como esta
El concello de Meaño trabaja estos días en la mejora y la limpieza integral de la ruta del Chanca entre Ponte Lores y Armenteira. Una cuadrilla entre tres y cinco operarios viene desarrollando esta labor desde hace unas semanas y se prevé la finalice en la primera quincena de junio. Dichos trabajos conllevan la limpieza de los márgenes del cauce, la reposición de papeleras, farolas de madera y vallas caídas en tramos de río, y la construcción de muros de contención y rampas para salvar desniveles en varios puntos.
Además se ha actuado en un tramo en Simes, donde la escalera de madera que salvaba el desnivel del río con el vial que cruza sobre el puente de Axís, y que se hallaba deteriorada hasta el punto de hacer peligrosa la zona, ha sido sustituida por una rampa enlosada con cachotería de granito. Asimismo se ha procedido en las inmediaciones de esta zona a retirar una parra de viña en situación de semi abandono y que estaba dispuesta sobre el propio lecho del río. La actuación se pretende llevar hasta el límite con el concello de Meis y, si la situación lo requiere, extenderla incluso hasta el nacimiento del Chanca en Valboa (Armenteira)

Feísmo
Los postes de granito contrastas con la piedra vieja de la senda fluvial
Cierto que oposición critica que las obras se acometan tarde y que no se ejecuten de acorde con el paraje natural en cuanto a materiales, contribuyendo al feísmo en varios tramos en la ruta.  José Manuel Aspérez (Meaño Independente) incide en que “algunas actuaciones se están llevan a cabo con un pésimo gusto en cuanto a materiales, rompiendo el encanto de la ruta y contribuyendo al feísmo”. Se refiere el independiente a tramos de muros inmediatos al cauce del río o a viejos molinos, en los que el concello está optando en su construcción por grandes bloques de granito gris “en vez de acometerlos en mampostería con piedra del país, para armonizar con los viejos molinos”. También en tramos de vallas la madera de los soportes verticales se ha sustituido por postes también de granito, piedra ésta que se impone asimismo en varias rampas para salvar desniveles. Aspérez Montes es rotundo: “en una consulta extraoficial con responsables de la Mancomunidade, que están dirigiendo la reconstrucción de molinos, nos dicen que no se pueden utilizar esos materiales en rutas catalogadas, por lo que nosotros vamos a solicitar los permisos, informes sectoriales y demás, que avalen una actuación así y, en su caso, denunciar la situación ante Patrimonio, Aguas de Galicia y quien corresponda”. Algunos vecinos denuncian además que algunas farolas caídas se están reparando apuntalando el mástil roto con tacos de madera alrededor.

Otra de las rampas contruidas en granito (Simes)
Por su parte Icía García (PSOE) lamenta que las obras se estén llevando a cabo “tarde, mal y arrastro, como muchas otras con el gobierno de Lourdes Ucha”. “Hace más de un año -añade- que venimos pidiendo la limpieza y mejora de la ruta, que es uno de nuestros emblemas paisajísticos. Ya advertimos esa limpieza no llegaría a tiempo para Semana Santa, y así fue: papeleras y vallas rotas, farolas caídas y que no funcionaban… Todo ello contribuía a la mala imagen de nuestro municipio ya en esas fechas de turismo, es una lástima”.
           
Practicidad
Mástil de farola roto en la parte baja, apuntalado con maderas (Axís-Simes)
No obstante, la alcaldesa Lourdes Ucha la actuación. “Lo de las farolas apuntaladas -explica- es una reparación provisional y en los próximos días se dispondrán mástiles nuevos. En cuanto al recurso al granito, en vez de piedra de muros de mampostería en piedra país o de mástiles de madera en vallas, la regidora argumenta cuestiones de practicidad: “el muro de mampostería que existía junto al río a la altura del molino de Entremuiños en Lores no aguantaba las crecidas del río que lo acabaron derribando y, en cuanto al muro de junto al cementerio de Simes, era preciso optar por esos grandes bloques de piedra para sostener el talud tierra y la carretera que discurre por arriba”. En los referente a vallas de junto al río alude  también a cuestiones de economía y seguridad: “era preciso recurrir a postes de un material más resistente -afirma-, como es la piedra, porque la madera se pudría y acababa venciendo la valla lo que contribuía a la inseguridad de esta protección en esos puntos”.

Muro de granito a pie de río y del molino de Entremuiños en Lores
Preguntada sobre el particular la regidora reconoce que el concello no se plantea actuación alguna para recubrir con loseta de piedra del país el granito o mismo el hormigón el arco inferior del puente de Axís. Lo que si proyecta es crear una pequeña zona de esparcimiento en torno al molino de A Besada en Simes, una vieja construcción que recogía ya a mediados del siglo XVIII el catastro del marqués de la Ensenada apuntando entonces como dueño, literalmente, a Ygnacio de la Yglesia, molino éste que fue reconstruido recientemente por un obradoiro de la Mancomunidade.

La senda ofrece parajes naturales como este en la parte alta de Simes
Punto de descanso
En su entorno, aprovechando la elevación del terreno, se pretende habilitar algunas mesas y plantar árboles para dar sombra a esta zona que se quiere que actúe como punto de descanso y paraje paisajístico para los senderistas que recorren la ruta. Además se mejorarán unas presas de riego que existen en las inmediaciones y de las que se sirven los vecinos de Simes con fincas en la zona. Este es un proyecto éste que se pretende acometer de inmediato con ayuda de los operarios municipales.




sábado, 10 de junio de 2017

Meaño fue en su día un pionero en el deporte del fútbol-sala en O Salnés. Era a finales de los años 70 e inicios de la década de los 80 del pasado siglo cuando este deporte, que carecía de reglamento reconocido, de federación e incluso de denominación específica -¿fútbol-sala o futbito?, saltaba a la palestra a través de un programa de televisión. Fue en esos años cuando Meaño logró reunir a una veintena de entusiastas alrededor de una pista polideportiva semi cubierta entonces del recién estrenado colegio de "As Covas", para ofrecer en ella los primeros torneos de la comarca.

MEAÑO, CUNA DEL PRIMER FÚTBOL-SALA SALINIENSE

Aquel primer fútbol-sala o "futbito" cristalizó en Meaño con la organización de los primeros campeonatos de esta modalidad deportiva que se recuerdan en O Salnés, cuya organización corría a cargo de los propios aficionados que iniciaban en este deporte en la localidad. La fiebre fue tal que, para aquel su primer torneo, los practicantes meañeses -cuya localidad es de poco más de un centenar de familias- hubieron de concurrir con dos equipos, el "Cultural Meaño", que vestía con camiseta azul celeste y pantalón blanco, y el "Sporting Meaño", con indumentaria toda ella roja.

12 de septiembre de 1982, pista cubierta del colegio As Covas-Meaño.
Jugadores meañeses con la indumentaria del Culrual Meaño, De izquierda a derecha arriba: Guillermo, Manolo, Raú, Juan, Martín y Lino;
y abajo: Suso, Seso, Finso,Samuel, Rafa y Juan

El primer campeonato se celebraba en 1982. Para ellos los organizadores tuvieron que pintar por su cuenta las líneas de la cancha y colocar iluminación bajo la cubierta de uralita, disponiendo para seis focos que aportaban 4.000 watios de luz al interior de la cancha. El torneo reunió a 14 equipos de la comarca, en su mayoría de los municipios de Meaño y Sanxenxo, y se disputó por sistema de liga. Ente ellos conjuntos como el Denis, Deportes Mayte o Juventud Dena, amén de organizadores, Cultural y Sporting Meaño. Capítulo aparte merece la rivalidad entre los dos equipos meañeses, que fue unos de los alicientes del torneo hasta el punto de que los derbis locales -tanto amistosos como el oficial- resultaron frenéticos. El vencedor de aquel primer campeonato fue O Santo, mientras el Bar Xil clasificaba segundo. En el particular pique local el Cultural Meaño ocupó la novena plaza y el Sporting la undécima. El C.M.C. de Portonovo fue como farolillo rojo y sufrió las derrotas más abultadas del torneo.
Curioso resultaba el reglamento que regía aquel primer fútbol sala saliniense: el número por de jugadores por equipo era de cinco más portero, el saque de banda se realizaba con una mano, con el balón rodando a ras de suelo; el esférico, más pesado y pequeño que el reglamentario de hoy, no podía jugarse por encima de la cintura, a excepción de tiro a portería, de lo contrario se sancionaba con falta al equipo infractor; la cesión al portero o el derribo por detrás del atacante por parte del último defensor cuando aquel enfilaba la portería contraria, se sancionaba como penalti, independiente de la parte del campo donde se produjera la falta, y se contemplaba la exclusión temporal por dos minutos -a imitación del balonmano- entre otras normas.
Otros torneos sucedieron a aquel durante los años 80. La demanda fue tal que tuvo que se llegó a 24 equipos, lo que obligó a optar la modalidad grupos amplios, compitiendo a modo de liga interna, para dirimir finalistas. Se concibieron también las competiciones con equipos de empresas, y otras maratonianas de 24 horas, con partidos continuados de día y noche, a las que acudían equipos que empezaban a conformarse de Ribadumia, Cambados, O Grove, Sanxenxo, Marín... Algunos de ellos aprovechaban jugadores de un mismo equipo de fútbol federado -el "Construcciones Lucho" de Barrantes se nutría del Umia, "O Forcado" del Unión Dena-, otros de una profesión –“Os Albañiles” de O Grove- o por núcleos familiares -el "Caneliñas" de Raxó, ganador de varios torneos, contaba con cuatro hermanos en el equipo titular, "Os Vigueses" de Meaño llegó a agrupar a seis miembros de una misma familia-, incluso el que luego fue alcalde de Meaño, Jorge Domínguez, promovió su propio el equipo, el "O.T.A. Domínguez", en el que hacía las veces de entrenador y pivote de la defensivo, y que lograba el campeonato de 1983. Otros equipos cobraron fama por muy diversos motivos: "Hermanos Barbeito" de Portonovo, "Construcciones Cores" de Meaño, "Os Chapuzas" de Dorrón, "O Pote" de Sisán, "Bar Ye-Ye" de Vilariño, "Viño Tinto" de Barrantes...
Meaño era entonces una referencia para el fútbol-sala aficionado en una década cuando éste deporte aún no era reconocido, tomando normas de los diversos reglamentos que iban apareciendo, hasta cristalizar la federación de este deporte, desligada de la Española de Fútbol, en 1986. Un último aspecto a destacar de aquel movimiento fue que, a falta de iniciativa por parte del concello, sus promotores, con el dinero sobrante de la inscripción de los torneos, fueron acondicionando por su cuenta la cancha de juego -hoy reconvertida en pabellón-. Así, primero dispusieron redes en los laterales, adquiridas de retales de un pesquero en Combarro, a fin de evitar que el balón se perdiese tras las porterías, y luego, a finales del 1983, los jugadores meañeses oficiaron de albañiles y actuaron como mano de obra para cerrar el fondo sur del pabellón con una pared de bloques que costara 44.000 pesetas de entonces, y que aún se mantiene en el pabellón actual.
Años después comenzaba a emerger el fútbol-sala en otros concellos limítrofes como Sanxenxo, O Grove o Cambados, a la par que en Meaño este deporte iniciaba su decadencia hasta desaparecer en los años 1986-87.


sábado, 3 de junio de 2017

conversas.com 
Luis Gutiérrez Santo Domingo
Catador de la Guía Parker en España

Natural de Ávila pero afincado en Madrid es uno de los ocho catadores de la prestigiosa Guía Párker que existen en el mundo. Su radio de acción para la publicación España, Argentina, Chile y la región francesa del Jura. Estos días visitaba Galicia catando vinos de Valdeorras, Ribeira Sacra, Monterrei y Rías Baixas. En su periplo, parada en O Salnés y en Meaño para catar, entre otros, los vinos del bodeguero Rodrigo Méndez (Forjas do Salnés), cuya evolución sigue de cerca en los últimos años por la apuesta que suponen sus caldos. Precisamente en una de sus bodegas, ubicada ésta en Xil, nos concede esta entrevista, mientras cata a pie de cubas de madera los vinos que de su interior extrae el enólogo Raúl Pérez. Retiene cada cual un instante en boca, luego apenas sí un breve comentario, nada de notas, las sensaciones las retiene en su memoria con la seguridad de la experiencia de años. Hoy viernes, toca presencia en el Consello Regulador en Pontevedra, donde tiene previsto valorar más de medio centenar de caldos de diferentes bodegas Rías Baixas.

MI TRABAJO ESTÁ EN DESCUBRIR VINOS EXCELENTES
QUE NO CONOZCA NADIE”

Luis Gutiérrez en Xil. Foto: Iñaki Abella
¿Cuántos vinos valora al año un catador de Parker?
Nosotros publicamos cada dos meses. Por cada unos de esos períodos hago unos 600 vinos de España, Chile, Argentina y la región francesa del Jura, son las zonas que tengo asignadas.
¿Y cuál es el plan para Galicia en estos días?
Salí el domingo de mi casa en Madrid, y desde entonces he estado catando en Valdeorras, Ribeira Sacra, ahora aquí en O Salnés y, a la vuelta, me pasaré por Monterrei.
¿Y cuántos días en la comarca saliniense?
Un poco más que otras veces, porque quiero tener tiempo para bodegueros como Rodrigo Méndez, Xurxo de “Albamar”, Alberto Nanclares y Eulogio Pomares.
¿Cómo selecciona las bodegas que decide visitar?
Parte de mi trabajo radica precisamente ahí, en encontrar bodegas y vinos que sean excelentes y que no conozca nadie. Los vinos de las grandes firmas ya son conocidos por el público y esos Rías Baixas los cataré en la sede del Consello Regulador el viernes (hoy para el lector). Pero, generalmente, a mí lo que me gusta es ir al viña con los bodegueros, ver las cepas, el suelo sobre el que se asientan, la vegetación, si tiene cerca pinos, eucaliptos…. Con sólo pisar el suelo tienes una idea y de lo vivo que está el sitio, o muerto si lo has tratado con herbicidas, en definitiva, te indica la calidad de la uva y del vino que puede emerger de ahí.
¿Uno se siente muy responsabilizado de la labor de valorar unos vinos que pueden ser relanzados o no, en función a la puntuación que usted falle?
¿Responsabilidad?... Yo lo que tengo es que hacer un trabajo, y lo hago lo mejor que sé. Ese trabajo consiste en dar mi opinión, y eso no es un acierto ni una equivocación, es una opinión. Yo vivo únicamente de mis lectores, nosotros no tenemos publicidad alguna en nuestra publicación y a la hora de emitir nuestras valoraciones somos plenamente independientes. Lo que sí deben tener en cuenta los lectores es no atenerse sólo a la puntuación, sino que lo interesante es leer lo que pienso de cada vino.
Junto con Rodrigo Méndez y Raúl Pérez, catando en Forxas do Salnés
La puntuación se atiene a un máximo de 100 puntos, pero al final todos los vinos se mueven en una horquilla mucho menor.
Sí, porque en la práctica el abanico se fue constriñendo a ese margen está entre 85 y 100 puntos. Pero, insisto, la puntuación solo establece un orden jerárquico, lo interesante es leer sobre el vino.
Fue muy controvertida aquella puntuación por encima de 90 que la guía Parker otorgó a un Valdeorras cuyo precio en el mercado rondaba los 2 euros.
Aquello creo que fue una equivocación, un error, si cabe incluso algo de engaño, no lo sé.  Yo intento que eso no me ocurra. 
El mundo del vino está en una evolución constante. ¿Por dónde van las novedades en cuanto al Rías Baixas de un tiempo a esta parte?
La evolución en los últimos años es ir hacia el pasado, esto es, recuperar la tradición y el saber hacer de generaciones. Los bodegueros antes no tenían director financiero ni vivían pendiente de cuentas de resultados… Pero si tenían tiempo: tiempo para mucho ensayo, mucha prueba de acierto-error, y llegaban a conclusiones, muchas de ellas hoy más válidas que nunca.
El albariño se está plantando ya en otras zonas: Cataluña, Valencia, Argentina…
¡Y en Japón!... Yo he probado allí un albariño elaborado con uva de cepas japonesas… ¡Y estaba buenísimo! Incluso en una isla del Canal de la Mancha, donde los lugareños, que se me quejaban de que allí no se daba nada, me señalaron algo diciéndome “excepto eso”. Y ese “eso” ¡eran cepas de albariño!, sí porque el albariño es el vino del mar, por eso se daba en aquella isla que parecía inhóspita.

Otra imagen de nuestro protagonista bajo una viña en Xil
 ¿Y esos albariños pueden suponer una competencia seria para los Rías Baixas?
Como dicen los gallegos… “depende”. Yo creo que no hay que temer la competencia, cuanto más albariño, mejor. Luego, cada uno se va a diferenciar por sus matices: depende del clima, del tipo de suelo… Incluso dentro de Rías Baixas se distingue entre un abariño de O Salnés, de la zona del Condado u otra más caliente. A la postre, en el mercado hay sitio para todos: hay gente que busca vinos sencillos a un precio más económico, pero otra procura vinos especiales y está dispuesta a pagar más dinero. La variedad es la que tiene que transmitir su procedencia. Y, desde luego, lo que no lograrán nunca ni en Japón ni en Australia, ni en ningún sitio, será un albariño como el que, por ejemplo, estamos catando hoy en Meaño.
La última apuesta que asoma en Rías Baixas son los tintos. ¿Les ve potencial?
Sí, tienen un potencial tremendo, el problema es que casi no hay viñedo.
¿Usted animaría al bodeguero a apostar por ellos y, a la postre, al viticultor, a plantar caíño, espadeiro u otras variedades Rías Baixas?
Yo creo que sí. En este momento el mercado mundial demanda personalidad y diferenciación. Si todo el mundo hace lo mismo sólo puedes tratar de competir en precio. Pero si ofreces algo distinto ya tienes otro mundo a las puertas. Y esas variedades de uva tinta Rías Baixas, esto es caíño, espadeiro, loureiro… no existen en ninguna otra parte del mundo. Y también la gente, cada vez más, empieza a demandar un vino para beber, no para catar, que estos últimos impresionan mucho pero luego no te los bebes. Y eso otro lo ofrecen los tintos Rías Baixas, que podemos llamar atlánticos o de clima frío: son vinos singulares, frescos, agradables, que se beben muy bien, porque, a la postre, lo que le interesa al bodeguero es que, cuando alguien le compra una botella, se la beba, no que se la guarde.

Otra instantánea del catador de Parker en Meaño
Esta misma semana llegaba a las librerías su libro “Los nuevos viñadores”. ¿Qué se va a encontrar en él el lector?
Paisajes, gentes, historia, gastronomía y, por supuesto, vinos, a través de 14 viñadores de las principales regiones vitivinícolas españolas.
Lo de “nuevos” hace referencia a una nueva generación de bodegueros?
No, de hecho uno de ellos es un bodeguero que está a punto de jubilarse. El término “nuevo” hace referencia a la novedad y la innovación que están suponiendo sus vinos. Y en todos esos casos la innovación es recuperar al pasado y la tradición a la hora de elaborar vinos.
Y entre esos 14 viñadores hay uno meañés.
Sí, en Galicia elegí dos por el proyecto que encarnan: una bodega del interior, que es de la Ribeira Sacra, y otra de la costa, de Rías Baixas, y que es Forjas do Salnés.
¿Qué le ha sorprendido de Forjas?
La pasión, porque el vino no es un trabajo normal, es una pasión, y en Forjas eso se nota.
Para acabar, ¿me puede recomendar un vino que le haya sorprendido estos días?
(Sonríe) No, de momento eso forma parte del secreto profesional.